José Agustín Catalá al cumplir 93 años

Daticos

 Nació en Guanare el 11 febrero de 1915

Es uno de los editores más importantes en la historia de Venezuela

Entre 1953 y 56 estuvo preso en la cárcel de Ciudad Bolívar

 A sus 93 años, José Agustín Catalá publica sus memorias

 “Éste es un régimen autocrático con un déspota a la cabeza”

Con el sello El Centauro Ediciones, acaba de aparecer un volumen titulado

Apuntes de memoria del editor José Agustín Catalá 1915-2007. Esa circunstancia dio pie para una entrevista en la que el editor no habló sino de política. Y no puede decirse que los años hayan menguado su lucidez ni su coraje.

Milagros Socorro

Tal como cuenta en sus memorias, en julio de 1959, José Agustín Catalá, que se había pasado tres años en la cárcel de Ciudad Bolívar por sus actividades de resistencia ante la dictadura de Pérez Jiménez, recibió el nombramiento de Comisionado Especial de la Presidencia de la República, “con el encargo inmediato de liquidar un Plan de Emergencia creado por el gobierno anterior, a un costo de un millón de bolívares diarios, que mantenía 35.000 asalariados en diferentes frentes de trabajo en el Distrito Federal y el estado Miranda”.

Hasta ese momento Catalá se había desempeñado como Director General de la Secretaría de Miraflores; y había sido el elegido para desmontar el Plan de Obras Extraordinarias (POE) o de Emergencia, que funcionaba en el Ministerio de Obras Públicas, porque el editor había demostrado su negativa a hacer carrera política y estaba en la excepcional situación de llevar adelante un programa que acarrearía muy poca popularidad a quien lo instrumentara. Se trataba de trasladar una nómina de casi 50 mil pensionados del Estado, -que recibían un subsidio porque se porque se encontraban en el paro a la caída de la tiranía-, al sector privado (básicamente, la industria de la construcción) y otros puestos del ámbito público donde hiciera falta personal. Catalá logró esto en un año y medio, con resultados, en términos de ahorro de recursos y de malestar social, que fueron elogiados entusiastamente en la prensa de la época.

-¿Es muy malicioso pensar que el país necesita una reedición de desmontaje de un aparato de subsidios o de los que usted llama “remuneración al ocio”?

-No, no es muy malicioso pensar eso. Efectivamente, las misiones, que son inauditables y que han venido a remunerar el ocio en proporciones nunca vistas en Venezuela, deben transformarse en algo diferente. Pero sería un problema más grave que el que nosotros tuvimos cuando quisimos liquidar el POE, que obedeció a la necesidad de solventar el problema de desempleo que habían producido los últimos años de Pérez Jiménez. En la actualidad el problema social se encuentra retenido, no se ha desbordado porque se crearon las misiones con la idea de incorporar masas al apoyo de un proyecto personalista. El POE duró un tiempo determinado, precisamente hasta que pudimos colocar toda aquella gente en puestos de trabajo. Pero a trabajar de verdad. Las misiones jamás procuraron la ubicación de esos desocupados en trabajos decentes; y el país se acostumbró a la vagancia. Prueba de esto es lo difícil que resulta conseguir un obrero con salario mínimo. No quieren trabajar. Prefieren recibir una cantidad inferior pero permanecer en la vagancia.

-¿Tan rápidamente se acostumbra un país a eso?

-Es que las misiones son la cúspide de la sinvergüenzura pero no salieron de la nada. Entre los grandes culpables de las dificultades que surgieron del Plan de Emergencia estaban los partidos políticos, que eran los que exigían la incorporación de nuevos contingentes de pensionados, precisamente para incrementar su clientelismo; por cierto, las mayores cuotas no las teníamos nosotros, los adecos, sino otros grupos. Y había también gente que sí hacía trabajar a los pensionados, como es el caso, de Juan Vicente Cabezas, el célebre comandante Pablo (que era comunista). Yo mismo comencé mi plan de liquidación del POE haciendo trabajar a muchos de los pensionados, a quienes puse a limpiar calles y construir obras. No olvidar que durante el tiempo del POE nosotros construimos la avenida Presidente Medina y el Parque Arístides Rojas.

-Lo que usted reprocha a las misiones es que los beneficiados por las becas no hagan nada en contraprestación.

-Les reprocho eso. Y les reprocho que no sirven para nada: la misión que debía alfabetizar no lo hace; la que debería recoger niños en situación de calle tampoco lo hace; y así, todas. Les reprocho que estén financiadas por PDVSA, convertida en el brazo asistencial de Chávez. Pero, sobre todo, les reprocho que su objetivo único sea asegurar lealtades a Chávez sin importar el daño que le hacen a esta gente, a quien han acostumbrado a remunerarle la flojera.

País tolerante

-La lista de los grupos que protestaban contra la dictadura de Pérez Jiménez –afirma Catalá- incluía todos los colegios profesionales y organizaciones civiles: Colegio de Abogados, de Médicos, de Ingenieros… afrontaban aquello con una firmeza extraordinaria. Ahora no se ve eso. Y puedes jurar que no es porque estén de acuerdo con el desastre que Chávez está haciendo en Venezuela. La falta de reacción se debe al miedo y a la apatía. El venezolano de ahora es indolente. La abundancia de dinero le ha hecho mucho daño. Y, mientras, avanza la pretensión de Chávez de ser socialista “a su manera”, cuando ni siquiera tiene noción de lo que fue el socialismo. Simplemente, quiere hacer un régimen a su manera, como a él le dé la gana; y el país le ha tolerado una autocracia vulgar.

-¿Considera usted que todo el país tolera esa “autocracia vulgar”?

-No. Hay sectores que están enfrentados. Y eso incluye a los partidos viejos así como a los nuevos pero no se le ve la fuerza que tuvieron los partidos enfrentados a la autocracia anterior. Y eso lo atribuyo a la formación de los dirigentes políticos, entre quienes hay contrastes muy visibles: está un joven tan sólido y de formación tan solvente como Jon Goicochea, de la UCAB, cuya oratoria da gusto escuchar, al mismo tiempo que está Stalin González, de la UCV, que da dolor, parece que lo único que él quiere en la vida es ser alcalde. Si la ambición de un joven se limita a sustituir a Bernal, eso lo que da es dolor.

-En sus nueve décadas de vida, usted se ha caracterizado por ser amigo de todo el mundo, de gente de todos los sectores [el maestro Jesús Sanoja Hernández decía que de sus predios sólo están expulsados los deshonestos]. Usted trabajó con el actual grupo gobernante en sus inicios [se mantuvo en la dirección de la Imprenta Nacional, que venía desempeñando de mucho antes]. ¿Qué visión tiene de este equipo?

-¿Cuál equipo de Gobierno? Aquí no hay equipo de gobierno. Aquí no hay gobierno. Aquí hay un régimen autocrático con un déspota a la cabeza. De esta gente no se puede esperar absolutamente nada. El único futuro del país, si es que lo tiene a corto plazo, son las elecciones de noviembre. Si el país se dispone a incorporarse al voto, Chávez sufrirá una gran derrota y Venezuela tendrá futuro.

-¿No le preocupa que ese futuro sea conflictivo? Ya Chávez dijo que si es derrotado en noviembre habrá guerra.

-Cómo se puede saber qué habrá. Las reacciones de un loco nadie las puede prever. Pero lo más probable es que salga con “caca y moco”, como dice el ministro de la Defensa, su discípulo muy reverente.

-¿Confía usted en la reserva democrática que habría en el chavismo?

-No. Qué reserva democrática va a haber en un grupo que está devastando al país, que se ha entregado a la corrupción con el descaro con que lo han hecho, que está robando a manos llenas y destruyendo todo lo que puede. Para esta gente el robo es una credencial de honor: más robas, más revolucionario eres.

El Centauro arroja lanzas de fuego

Poco después del golpe de Estado de 1992, Catalá trabó amistad con su cabecilla, el teniente coronel Hugo Chávez, quien dio en llamar a su nuevo amigo El Centauro, muy probablemente porque ése era el nombre de la supuesta editorial mexicana que había publicado Venezuela bajo el signo del terror (libro negro de la dictadura) Caracas, 1952.

En la actualidad, Catalá asegura que llegará El libro negro de Chávez “y será una publicación más vasta que la de Pérez Jiménez, donde se va a recoger una serie de hechos que han pasado casi desapercibidos; especialmente, la persecución a los medios de comunicación. Pero, además, resaltarán los disparates del autócrata. La forma como este tipo se ha expresado, como ha ofendido al país. Pérez Jiménez no se atrevió a humillar al país como lo ha hecho este tipo”.

-Quién le iba a decir a usted que en una comparación donde apareciera Pérez Jiménez, éste iba a salir ganando en su opinión.

-Jamás me hubiera imaginado tampoco que el país iba a estar totalmente entregado a un narcisista.

-Muchos aducen que Chávez no es dictador porque no ha llenado las cárceles de presos y torturados, como fue, por cierto, su caso en tiempos de Pérez Jiménez.

-Es que Pérez Jiménez instauró una dictadora. Ahora lo que hay es una cosa aberrante. Chávez permite que le mienten la madre mientras él pueda mentar también. Es un tipo que permite que se burlen de él todos los días, que sus peroratas sean oídas para gozar los disparates. Eso es dramático. El país no debería reírse de Chávez y no porque merezca ningún respeto sino porque mientras se estén riendo de él no lo enfrentarán como se debe.

-¿Usted está a tiempo de volver a ver un enero del 58?

-Creo que sí. A mí me deben quedar unos ochos años. Y el amanecer democrático de Venezuela no se tarda ni cuatro.

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