Entrevista con Carlos Oteyza sobre documental El reventón

“Contar la historia del petróleo es contar la historia del país”

Revista Mene Edición: Año 2008

Milagros Socorro

En 1911, cuando Venezuela era un país de 2 millones de habitantes y el paisaje evidenciaba la gran pobreza en que languidecía el país, llegó un equipo de geólogos norteamericanos encabezados por Ralph Arnold. Entre 1912 y 1916 estos hombres se las arreglaron, enfrentando enormes dificultades, para recorrer el territorio hasta sus regiones más recónditas. Tenían el cometido de buscar petróleo y no cejarían hasta dar con él. Mientras avanzan por aquel país sin caminos, van elaborando informes en los que consignan pistas de lo que van encontrando. Cada vez están más cerca de los yacimientos.
Esta y otras historias, todas apasionantes, están narradas en el documental El reventón Los inicios de la producción petrolera en Venezuela (1883-1943), realizado con guión y dirección de Carlos Oteyza, quien contó con el apoyo del laborioso equipo de investigación de Cine Archivo Bolívar Films y la asesoría de los expertos petroleros Luis Pacheco y Aníbal Martínez. La producción contó con el patrocinio de la empresa de ingeniería Otepi, Banesco y las petroleras Total y Chevron.

El equipo de Bolívar Films comenzó a trabajar en la idea de hacer una película sobre la industria en 2001. E inmediatamente se inició la investigación, que se enfiló por la vía de los libros pero también de las imágenes. Para conseguir las fotografías que podemos ver en el documental se dirigieron a los siguientes archivos y coleccionistas privados: Library Huntington en San Francisco, California; Biblioteca Nacional, Colección familia Firnhaber, Fundación Ángel von Jess, Fundación Belloso, Fototeca de Pdvsa, Centro de Investigación y Documentación Histórica del Zulia, Fototeca Arturo Lares Baralt, Acervo Histórico del estado Zulia, Colección Francisco Duarte, Colección Richard Bailey, Colección Zuloaga-Mosquera, Colección Mario Rodríguez, Museo de Arte Contemporáneo del Zulia, Colección María Mirabal, Fundación Andrés Mata, Cadena Capriles, Archivo de Miraflores, UCAB, Serbiluz Sistema Bibliotecario y de Información de LUZ, diario Panorama, familia Zingg Aranguren, Fundación John Boulton, Museo de Bellas Artes y Friends of Drake Well, Inc.

Pensado para jóvenes
-Este documental –explica el cineasta Carlos Oteyza- forma parte de una serie de trabajos fílmicos que venimos haciendo con base en el abundante material conservado en el archivo de Bolívar Films. El conjunto tiene en común el hecho de que aborda personajes y hechos históricos de Venezuela. Y el público ideal de la serie son los jóvenes, digamos, de cuarto o quinto año de bachillerato y universitario. Me refiero a personas inteligentes, de un apreciable nivel educativo, que tienen alguna noción acerca de los temas tratados en nuestras películas o están interesados en tenerla, pero no poseen mayor información acerca del asunto. Desde luego, es posible que la película sobre Billo Frómeta haya resultado más interesante o atractiva para el público adulto y que incluso haya despertado poca curiosidad en el target que dije antes, pero el caso es que no hablamos al público como si fuera mayor y estuviera de vuelta de todo, sino que le hablamos como si fueran muchachos que se inician en la vida universitaria y no saben cómo fue que Venezuela se convirtió en un país petrolero y cuáles fueron los inicios de una industria que ha marcado tan profundamente la faz del país. Por ese camino, a un experto petrolero o a un historiador puede parecerle que nuestros documentales no profundizan hasta el grado de cumplir con sus expectativas pero para un joven, sin duda ninguna, están llenos de información.

-¿Cómo es el circuito de distribución de El Reventón?
-Después de su presentación en importantes teatros y auditorios –como el Celarg, CorpBanca, teatro Baralt de Maracaibo, Centro de Arte de Maracaibo Lía Bermúdez, Ciudad Banesco, Cine Club de Barquisimeto, IESA, UCAB, Universidad Metropolitana- vamos a la segunda etapa, que consiste en la colocación del DVD en distintos puntos de venta. Una vez que comienza a venderse, se proyecta en colegios, liceos, universidades, gremios profesionales, sedes de diversas comunidades… comienza, pues, su andadura. También es difundido a través de televisoras regionales, que no deberían tener derechos, pero bueno… qué vamos a hacer. Y también se incluye en la programación de televisoras nacionales que sí cumplen con los requisitos de derecho de autor. Lo natural sería que cualquiera de los documentales que nosotros producimos, y muy especialmente El Reventón, que narra los inicios del petróleo en Venezuela en términos tan sencillos, se divulgara a través de un canal dedicado exclusivamente a poner documentales, como los hay en muchos países. En esos canales los documentales son mostrados íntegramente con independencia de su duración. En Venezuela, en cambio, tenemos que mocharle pedazos a las películas para que entren en el tiempo programado por las televisoras para cada espacio. Puede ser un poco desalentador.

-¿Cuál de las muchas historias posibles del petróleo en Venezuela cuenta El Reventón?
-Cuando nos dispusimos a iniciar el proyecto de un documental sobre el petróleo (tema, por cierto, cuya escasa frecuentación en cine sorprende) no teníamos muy claro cuál sería su orientación. Eso nos ocurre siempre. El contenido final es consecuencia de la investigación con que iniciamos cada trabajo. Lo primero que advertimos fue que una historia tan compleja y apasionante como la del petróleo en Venezuela no podía ser contada en un solo documental. Haríamos tres. El Reventón es la primera entrega de ese conjunto. El segundo irá desde el año 43 hasta la nacionalización petrolera. Y el tercero llegará hasta la reapertura. En El Reventón exponemos la historia de la industria petrolera y su impacto en la sociedad venezolana desde el punto de vista cultural, social, económico y político. En suma, ilustrar con imágenes el impacto de nuestro principal recurso como elemento transformador del país.

-¿Leyenda negra o leyenda dorada?
-El impacto transformador del petróleo para bien y para mal. Ponemos de manifiesto el hecho de que el petróleo se va desarrollando por un lado como una economía de enclave y, paralelamente, el país vive de sus rentas, que disfruta sin conocer muy bien el entramado de la industria. En el estudio de diversos autores, sobre todo los contemporáneos como el zuliano Miguel Ángel Campos, reforzamos la idea de que la leyenda negra del petróleo es la forma que ha tenido el país de zafarse de las responsabilidades que le corresponden frente a un recurso que dista mucho de ser una maldición, el excremento del diablo, y mucho menos el culpable de nuestros males, sino que es un bien que el venezolano deberá decidir si aprovecha para su crecimiento, desarrollo y prosperidad. Esa es la ruta que decidimos para nuestra película. Tampoco se trata de la antítesis de la leyenda negra o de un intento de abatirla porque nuestra intención es pedagógica en el contexto de una audiencia de escasa información. Para hacer una obra que se plantee el objetivo de desmantelar la leyenda negra del petróleo tendríamos que dirigirnos a un público que de antemano conozca este imaginario. Lo que nos propusimos fue exponer cómo nació y creció la industria petrolera y cómo fue que a su alrededor se fue creando una mala fama y se le fueron atribuyendo todas las desgracias de Venezuela. Todo esto sin entrar en un cuestionamiento de los hechos ni de las diversas posiciones. La película muestra al general Gómez y a sus amigos apoderándose de las concesiones y haciéndose ricos en pocos años; y la audiencia comprende perfectamente cómo eran los manejos de la época. Así como también puede advertir que el petróleo siempre ha ido por un lado y el país, por el otro. Desde el principio vimos que el reto es complejo porque contar la historia del petróleo es contar la historia del país.

-La investigación para la película, ¿fue estrictamente bibliográfica, hemerográfica y de imágenes o también incluyó testimonios?
-Hice muchas entrevistas. Sobre todo a trabajadores jubilados de Petróleos de Venezuela. Casi todos habían ingresado a la industria a finales de los 40. No tenía entrevistados que me hablaran de etapas anteriores. Por eso, aunque sí recogí mucha información de fuente oral, decidí que el documental no tendría entrevistados por la falta de testigos de la primera etapa. Pero en esos encuentros con los jubilados, que sostuve en Maracaibo, Quiriquire, Maturín, Anaco… topé con algo que cambió mucho mi percepción de las empresas petroleras y es que la gran mayoría de esos hombres no hizo sino hablarme maravillas de ellas. Los veteranos se refieren a la empresa petrolera como una familia bondadosa, que los acogió, les dio un oficio (porque la escolaridad de muchos de ellos no pasaba de cuarto grado), atendió sus necesidades y las de sus familias. Todos, sin excepción, expresaron su gran satisfacción y reconocimiento porque gracias a su trabajo y al apoyo de la empresa todos sus hijos son profesionales.

-¿De dónde provienen las imágenes –fílmicas y fijas- que aparecen en la película?
– El archivo de Bolívar Film conserva, básicamente, imágenes del siglo XX. Por eso, no solemos ocuparnos de eventos ocurridos en la Colonia, o en los siglos XVIII y XIX. Nos mantenemos dentro de los márgenes de nuestras ventajas comparativas y, por supuesto, cuando necesitamos imágenes que no tenemos, buscamos fuentes alternas. En el caso de El Reventón, acudimos a archivos nacionales e internacionales. De todos los documentales que hemos hecho, éste ha sido el más difícil en el sentido de conseguir imágenes. Es preciso decir que no hay memoria visual de la industria petrolera en sus inicios, quizá porque los venezolanos participaron muy poco en esta etapa. Las imágenes de las etapas iniciales con las que contamos no fueron hechas por venezolanos, sino por las propias compañías. Me refiero a que los margariteños que emigraron al Zulia en masa no tenían una cámara para hacerse unas fotografías y mandarlas a la isla. Eso no existía en aquella época. Lo que queda es el material conservado por las compañías extranjeras, que pasaron a Pdvsa y ahora no sé dónde están. Nosotros no pudimos verlas cuando solicitamos acceso a ellas para hacer la película. Hace unos años yo vi unos álbumes llenos de fotos pero ahora, cuando fuimos a Pdvsa a solicitarlos, nos dijeron que ahí no había nada. Están desaparecidos.

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