En la oscuridad

Milagros Socorro

Esta columna comenzó la primera semana de abril de 2002. Hace, pues, exactamente 12 años que circula con la única excepción de la semana siguiente al fallecimiento de mi padre, en 2004. Fuera de eso, jamás he dejado de escribirla.

Su preparación, aún cuando la escribiera en el límite de la entrega, me ocupaba mucho tiempo. Casi todo el tiempo. Leer mucha prensa, escuchar a los que saben, pensar, tomar notas, consultar libros y hemerotecas, llamar expertos para que me ayudaran a perfilar mis visiones.

Fue más que un trabajo, un hábito, un afán de tiempo completo; y, muy probablemente, un empeño superior a mis posibilidades (lo que se infiere del esfuerzo que siempre supuso para mí). Pero el caso es que cada semana tenía una perspectiva de la realidad venezolana, un aspecto que consideraba digno de analizar, una mentira que me sentía en el deber de desmontar y denunciar, una hegemonía que enfrentar, una perversidad que desenmascarar.

Ya no es así. Desde hace días no logro ver qué es lo que está pasando. No sé quién gobierna en Venezuela ni con qué proyecto. Lo único que tengo claro es que hay unos criminales que se han hecho de formidables fortunas y hacen todo para conservarlas y acrecentarlas. También es diáfano que a los ricos de Chávez se suman los de Maduro y Cilia Flores, que vienen locos de avidez a llenar sus arcas. El ejemplo de los tiempos de Chávez, quien ofreció la república a los buitres que se arrojaron sobre ella para despresarla a dentelladas y repartírsela, estimula a los recién llegados que quieren su parte del botín y se arrojan sobre él salivando.

En ese constante reacomodo de las fuerzas participan los capos revolucionarios, los militares y los jefes cubanos. Pero más que eso, no veo.

Es posible que en Venezuela se haya acabado la política y, por tanto, el análisis es imposible: sería como proponerse un zoológico de dinosaurios.

Lo que sí es seguro es que en nuestro pobre país mandan unas fuerzas que desconocemos –o, al menos, yo ignoro del todo- porque se ocultan voluntariamente, porque necesitan ser las sombras para obrar, porque dada su naturaleza criminal no trabajan sino en el misterio. Y es posible que Venezuela no sea más que el escenario aterido de un conflicto geo-político, donde los venezolanos no somos sino parte del paisaje, daños colaterales.

No lo sé. Lo intuyo, lo sospecho y, peor, lo temo.

Es evidente también que esos bultos movedizos cuyo contorno me es elusivo se caracterizan por su degradación moral. Es la impronta de Chávez, un lisiado del alma, sin escrúpulos y sin límites en su desenfreno de corrupción, violación de las leyes y entrega del país al ocupante y a quien quiera venir a desgarrarlo. Pero ya eso lo he dicho. Más grave aún: ya eso es sabido. Por todos. No hay nadie en Venezuela y en el mundo que ignore la estela de destrucción de Chávez y sus cómplices. No se necesita columnistas que digan eso.

Ya hemos dicho también que, para tener preeminencia en el chavismo, es preciso brindarse al sacrificio ético: si quieres hincarle el colmillo a la entraña palpitante de Venezuela, debes ponerte en cuatro patas y ofrecer el espinazo moral para que te lo partan. Solo así podrás participar del banquete que desmedra a la patria.

En suma, dije lo que podía cuando veía con claridad (o creía hacerlo, que para el caso es igual, puesto jamás escribí una línea que no fuera dictada por la buena fe, cátedra que evidencia mi modesta hacienda y pasar). Ya no veo. Percibo la lobreguez, que es distinto.

Esta incapacidad para detectar con nitidez qué es lo que está pasando y para dónde va mi pobre país, coincide con los cambios en el periódico que me hizo el honor de contratarme hace 12 años, iniciativa que agradezco por siempre a Sergio Dahbar. En este momento, como se ha visto, no tengo papel en El Nacional.

Guardo las cartas de los lectores, coral de generosidad y cariño, que muchas veces me sostuvo en momentos de persecución y amenazas (frente que manejo muy mal por mi falta de militancia partidista, actividad que tiempla el espíritu, y mi horror a la violencia. También conservo el puñadito de insultos de algunos amigos, porque creo que pueden ser data interesante para una historia de la intolerancia).

Agradezco el apoyo de Ana María Matute, jefe de las páginas de Opinión o algo así, a quien hice llegar mi columna por no sé cuántos años, así como la primorosa dedicación de Flor Cortez, quien corrigió mis columnas y algunas veces se tomó la molestia de llamarme para hacer ver un error y enmendarlo.

Ha llegado el momento de despedirme de este espacio. Ya no puedo analizar el país. Trataré de narrarlo.

 

Publicado en El Nacional, el 06 de abril de 2014

 

 

16 comentarios en “En la oscuridad

  1. La incertidumbre siempre formará parte de nuestra vida. Sin embargo podemos todavía vislumbrar parte de la realidad y transmitir esto a quienes se debaten en la confusión. Te necesitamos, Milagros. A pesar de todo, sigues siendo una luz en nuestro camino.

    Enrique

    1. ENTIENDO PERFECTAMENTE TU SENTIR MILAGROS…PERO POR FAVOR ! TAN BIEN PUESTO COMO TU NOMBRE NO NOS PRIVES DEL MILAGRO QUE RESULTA TU TRABAJO CRÍTICO, AGUDO Y EXCELENTE. NI DEL SOCORRO DE TU PERSPECTIVA COMPLETA, RAZONADA Y SUSTENTADA. NO TE NOS VALLAS AHORITA !

  2. La incertidumbre siempre estará presente en nuestras vidas. Sin embargo, algunas personas vislumbran alguna parte de la realidad y nos ayudan a captarla. Te necesitamos, Milagros, para que sigas siendo una luz en nuestro camino.

    Enrique

  3. -tiempos oscuros, es saber que no te voy a leer más por los domingos. eres un ejemplo para muchos, y hoy estoy triste como muchos. no sé y tengo miedo porque la coherencia se ha perdido. hoy no hay nada teórico sino cosas cómicas que dan mucha risa. hoy no hay nada sólo oscuridad, miedo del futuro y asco del presente, amor por el ayer. te voy a extrañar .

  4. Querida Milagros, solo espero que esta ausencia sea un por ahora…quien iba a decir que en el siglo 21 se silenciaran los medios por falta de papel…

    1. Como dijo creo que Barrera Tyska, el que no haya cambiado y evolucionado no ha vivido. Veamos José, en 1989 Usted ¿defendió la educación pública, la salud pública, la reducción de la brecha de pobreza? ¿Lo hace ahora? He allí las verdaderas causas de este desastre, causas muy «endógenas», no traídas en la maleta del futuro aprovechador, sino sembradas y regadas por nuestra complacencia e indiferencia. ¿Es que ahora lo haremos diferente?

  5. Lamentable que con tanta oscuridad en el país, ud nos termine de apagar de la luz. Esperamos que pronto nos continúe alumbrando con tan acertados comentarios.

  6. Inquisidorcito JOSE… firmar un escritico que, entre otros, firmaron Francisco Herrera Luque y Pedro Leon Zapata, fue entonces un acto cuyas consecuencias estamos hoy merecidamente pagando…?
    Y no encontraste ninguna otra cosilla por ahi?
    Que mezquino vale! comentarito de despedida mientras bien ponderas su articulo?.
    Espero que mi puesto en la barricada que quizas compartamos se ubique muy lejos del tuyo.
    Lo siento Milagros, siento mucho todo y te agradezco lo que tan bonitamente nos has estado «repartiendo».

  7. Siempre espectacular, como gente (pregúntale a la amiga Jeanet Olier),y tu pluma inigualable.
    Lamento no poder seguir leyendo este tipo de artículos, suelo enviarlos a mis hijos, en especial a Simón Gollo, cuando Lise me pregunta que ocurre en el país tu criterio pesa en mi criterio, Gracias por todo, por tanto…

  8. Apreciada Milagros, seré uno de los tantos que lamentará y extrañará no leerte cada domingo; espero, esperamos, que solo sea un hasta luego y que pronto reaparezcas con toda la genialidad y agudeza que te hace tan única y relevante en estos aciagos tiempos para los comunicadores, en fin, para todos. Hasta pronto. Un abrazo

  9. Milagro:desde cualquier trinchera que estés,siempre tendrás esa visión crítica y analítica de altura forjada por esos nobles maestros del periodismo en LUZ..Tus lectores te seguiremos siempre en esa lucha por recuperar nuestra Venezuela..

  10. «Tu est une femme ècrivain, tu n’a pas une autre mètier, exceptè celle d’être mère»: así le diría un escritor a una escritora que se siente cansada por toda la oscuridad ambiente. En la Renovación ilusa de Letras allá por los 60 se decía algo que Bolívar jamás escribió (he hojeado los tomos de Lecuna y no he podido hallar la frase): «Sólo en la confusión se ve claro». Hoy me lamento de haber contribuido a engendrar esta masa informe de maldad, incultura, crueldad, corrupción y resntimiento acumulado que se ha apoderado del Estado, de la república. Pero si alguien tiene la oportunidad de publicar en un diario lo que piensa, literalmente y en todos los sentidos, debe contribuir, sin pretensiones, claro, a mostrar al Común lo que la pedestre, municipal y espesa escritura le esconde. No soy escritor, pero creo que usted lo es y que debe seguir ejerciendo su oficio, no importa cuán indescifrable se le presente lo cotidiano. Recuerde quen en tiempos graves la más mínima luz es necesaria. A menos que el Poder haya decidido callarla y sea inevitable la guillotina. In boca al lupo, senza timore!

  11. Estimada Milagros, favor no nos abandone del todo , la conoci en el ultimo programa que presento carla , kiko,rolando. srs. Buenas noches y desde ese momento me di cuenta de lo invalorable que ud. representa para nuestro pais. cada opinion tan oportuna y concisa. solo le pido que no nos deje solos. la estimo. janette chacon

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