Asuntos nacionales / El Nacional 20 -12 – 09

Asuntos nacionales

 Milagros Socorro

 Bueno, sí, afirmar que del éxito de su “revolución” depende la salvación de la humanidad, es una idiotez. Más que eso, parece la proclama de un personaje de cómics en el frenesí de su delirio de omnipotencia. Y será, cabe vaticinar, cita constante en cuanta argumentación se haga para probar la enajenación mental de Chávez, su desorbitada idea de sí mismo y lo cómico que resultan estos bocadillos de manicomio. Lo más probable es que ocurra lo de siempre: la atención pública se quedará atascada en el desvarío del autócrata, a partes iguales ingenuo y peligroso; mientras lo importante es relegado bajo una capa de burlas y más idioteces: así como la crítica de la literatura es literaria en sí misma, el discurso alrededor de la estupideces del mandón suele derivar en un enjambre estupideces.

Hemos desarrollado un erótica de la vergüenza ajena; porque lo cierto es que ante cada salida del Babieca de la gorra experimentamos desesperación y angustia punzante, al tiempo que nos damos golpes en las rodillas para celebrar ruidosamente el logro en materia de bufonería. Mientras tanto, los problemas siguen allí, arrinconados y desatendidos, porque los funcionarios del gobierno están sacándole rizos a la macolla de necedades para enmendarle la plana al jefe y el interés colectivo se entretiene en hacer chistes del material segregado por el bobo solemne. La polarización ejerce una letal imantación de los puntos de vista y los desactiva. Las risitas, la joda, la mamaderita de gallo es infinitamente menos riesgosa que el debate y el examen de los problemas.

A finales de octubre, el Gobierno admitió por fin que estamos ante un grave déficit de agua y energía eléctrica. ¿Cuál fue la opción de Chávez ante el descalabro?, como siempre, eludió el conflicto y lo banalizó proponiendo el “baño comunista”, acudió al expediente del centrar el mundo en su persona explicando cómo se baña él para terminar sacando a la pasarela su acento Luyanó al asegurar que con su método, supuestamente muy ahorrativo, no queda “hediondo”. Sí, la mentecatez propiamente dicha, pero el país se quedó enmarañado en esto y no procedió, como era –es- lo que correspondía: diseñar un plan de emergencia, detectar dónde están las fugas de agua y energía por derroche y/o por mal estado de la infraestructura y, sobre todo, proceder a un vasto programa educativo que involucre a la familia, la escuela, la academia, las comunidades, los centros de trabajo, en fin, el país en su conjunto. No fue así. Chávez despachó la cuestión culpando a los centros comerciales y a “los ricos”, desde luego, para evadir su propia, absoluta, responsabilidad; y siguió malgastando él mismo los recursos. Y el país lo alcahueteó, como siempre, pasándose las siguientes semanas haciendo chistes de a locha sobre las totumas, los jacuzzis, el comunismo jabonoso… no ocurrió, como era menester, que se emplazara al Gobierno a demostrar que son los ricos quienes malgastan el agua y la energía (mañita paradójica, puesto que es ese sector el que afronta las facturas más elevadas, así como las consecuencias de los cortes, mientra hay muchos “pobres” abonados a la electricidad gratis porque están “colgados” por las trochas al tendido eléctrico); a revisar los hábitos de consumo de los organismos públicos y los sistemas de iluminación de calles, avenidas y plazas públicas; y a que presentara un plan serio de ahorro, sustitución de redes defectuosas, inversiones y, sobre todo, de voluntad de unir los esfuerzos de todos para impulsar una administración racional de recursos a todas las escalas, puesto que mal puede solucionarse un problema tan monumental con un país dividido. La polarización es causa, también, de la falta de agua y de electricidad.

Exactamente lo mismo pasó con el asesinato del bachiller Jesús Eduardo Ramírez Bello, estudiante de la (UNET), muerto en circunstancias confusas y arrojado luego al molinillo perverso de la polarización. Nadie, mucho menos las autoridades, parece interesado en esclarecer los hechos y castigar a los culpables. El cadáver del muchacho venezolano, caído ante la mirada distraída de los adultos que debieron protegerlo, se ha convertido en fardo que unos se lanzan a otros. Basta ya de esta ignominia. Si el desesperante racionamiento de agua y electricidad es minucia atorada en la frivolidad nacional, la vida de nuestros hijos debe ser considerada un asunto nacional, a salvo de este enfrentamiento que no ha dejado sino sangre, destrucción y dolor.

El Nacional, 20 / 12 / 2009

 

 

Un comentario en “Asuntos nacionales / El Nacional 20 -12 – 09

  1. Han transcurrido 8 años desde que fue escrito este artículo (2009 y hoy estamos en Agosto 2016) y es triste constatar lo poco que ha cambiado la situación. El personaje cambió por un imitador con menos cualidades histriónicas, pero con los mismos métodos para distraer.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *