¿Guanta no somos todos? / El Nacional, 7 – 03 – 2010

¿Guanta no somos todos?

Milagros Socorro

En el despacho de la presidencia de la Corporación Nacional Eléctrica (Corpoelec) hay una reunión de alto nivel. Se ha convocado directores de empresas transnacionales y altos funcionarios de organismos multilaterales para tratar el asunto de las fuentes de energía alternativas. Nadie se ocupa de presentar entre sí a los asistentes, de manera que todos concentran su atención en el anfitrión, quien pospone el inicio del diálogo porque sus tres teléfonos celulares repican a la vez. Todos lo conectan con gobernadores y alcaldes apurados con la situación creada en sus respectivas jurisdicciones por los cortes de luz. No hay respuesta para nadie. El presidente de Corpoelec está desesperado y así lo hace saber a sus invitados.
El servicio eléctrico de un país depende de un hombre desesperado, que se meza los cabellos delante de un grupo de extraños, muchos de ellos extranjeros en estado de perplejidad. Desde luego, todos salen a comentar la deplorable escena.
El presidente de Corpoelec no tiene respuesta para la dramática circunstancia que el país padece. Y, lo más curioso, no renuncia al cargo, como debería. Pero es que nadie en el Gobierno tiene la más remota idea de cómo enfrentar un problema creado por la imprevisión y la falta absoluta de planificación, precisamente en un sector que exige una conducta contraria a la que se ha observado. En la cadena del jueves 4 de marzo, el jefe de Estado hizo su acostumbrada alharaca (y Tarek Saab, su habitual rutina de arrastrarse) para anunciar que Guanta, población de Anzoátegui de 27.145 habitantes, tendrá energía eléctrica, generada por una de las empresas confiscadas. Del resto del país no dijo nada.
Ni una palabra sobre el inmisericorde castigo al Zulia, sometido desde hace meses a interrupciones del flujo eléctrico. En Maracaibo rige un racionamiento de dos horas diarias, siempre después de mediodía, que van cambiando a cada semana. Así, las residencias, centros de trabajo y áreas comerciales se quedan sin corriente de 1 a 3, de 3 a 5, de 5 a 7 o de 7 a 9. Es preciso aclarar que también los semáforos se quedan sin fuera de servicio, y que no se previó un plan de seguridad que movilizara, por ejemplo, a Tránsito Terrestre, de manera que los embotellamientos son terribles. El racionamiento no se aplica a zonas completas, y puede ocurrir que edificios contiguos no compartan circuito eléctrico y, por tanto, tengan distintos horarios de corte. Esto implica que, a la hora de buscar una panadería o algún servicio, no puede descartarse un área, porque puede ser que en esta esquina estén cerrados y en la otra no. Hay que dar mil vueltas para hacer una diligencia: más incomodidades para la ciudadanía, más consumo de combustible, más inseguridad. Ni qué decir de los electrodomésticos dañados, sin que nadie responda.
En Táchira, Mérida y Trujillo es, sin cabe, peor, puesto que allí el racionamiento no es programado: nadie sabe cuándo quedará a oscuras, encerrado en un ascensor o imposibilitado de trabajar. Según me reporta la periodista Raisa Urribarrí, en Trujillo los cortes comenzaron hace 5 meses; y desde hace dos, hay cortes de 4 horas diarias, “más las intermitencias”. Sectores residenciales aledaños a la Universidad, como El Prado, sufren cortes de hasta 5 horas. Con las zonas rurales, sigue Raisa, como Puente Blanco (paso que aún es provisional, es decir, de guerra) se han cebado más duramente. Los pobladores se ven obligados a tomar vías como la Panamericana, que es una troncal nacional, lo cual ocasiona retrasos en el reparto de mercancías y, en fin, un gran caos. La ULA tiene dos sedes remotas, cuyas redes de telecomunicación están interconectadas, pero con el racionamiento chapucero cuando hay luz en una no hay en la otra, así que la red funciona solo a ratos.
En Caracas, eximida del racionamiento sin que se sepa exactamente por qué, puesto que es uno de los nudos de mayor consumo, no se tiene conciencia de lo que están pasando nuestros conciudadanos en el interior. Lo que sí ve muy claro es que nos ronda un colapso eléctrico para el que el Gobierno no tiene respuesta. Esto lo sabemos porque ya sus voceros han comenzado a culpar de antemano a las fuerzas democráticas, como si estuviera en manos de los partidos y de la sociedad influir en el desastre que el régimen corrupto e ineficiente propició.

El Nacional / 7 de marzo de 2010

2 comentarios en “¿Guanta no somos todos? / El Nacional, 7 – 03 – 2010

  1. CARTA DE UN LECTOR
    Estimada Licenciada Socorro:
    Gusto en saludarla a propósito de hacerle un breve comentario sobre su último artículo, publicado en El Nacional el domingo próximo pasado: "¿Guanta no somos todos?".
    Lo que quería señalarle es que, más allá de su loable y legítimo reclamo acerca que todos los venezolanos merecemos el mismo trato en materia de medidas eléctricas (en este caso la garantía de un servicio eficiente, responsable y permanente por parte del Gobierno), queda implícito en su buen artículo que es el Gobierno, a partir de la estatización de Cemex y la toma de su planta de generación eléctrica, el que rescata y pone operativa dicha planta para beneficio de la comunidad de Guanta.
    Aquí es donde hay que hacer explícita, muy explícita la aclaratoria,
    porque, una vez más ante la avalancha de inexactitudes, medias verdades y hasta flagrantes mentiras, el Gobierno nacional hace ver que gracias a la estatización de Cemex, la planta pasa a propiedad del Estado venezolano y este, "vista el no funcionamiento de la misma, la arregla y pone operativa al servicio de esa comunidad del Estado Anzoátegui".
    Pues bien, como ex-empleado de Vencemos -así se llamaba la empresa, antes que el Grupo Mendoza se la vendiera al emporio mexicano Cemex-, le puedo decir que esa planta eléctrica existe al menos desde la década de los 80, tiempo por el cual tuvo el orgullo de trabajar un par de años en Vencemos. Esa planta era un orgullo para la empresa porque además de obviamente suplir cualquier contigencia eléctrica para la producción de cemento, hablaba muy bien de la vocación comunitaria y social de Don Eugenio Mendoza (+), fundador y accionista mayoritario del extinguido
    Vencemos.
    De hecho, todos los trabajadores de ese entonces presumíamos con orgullo, que una empresa privada venezolana era capaz de ayudar a la comunidad donde se desempeñaba, no solo generando empleo en grandes magnitudes, sino poniendo al servicio de una comunidad entera, la Guanta de ayer, hoy y siempre, un servicio eléctrico cuando fallase el estatal, y de paso gratuito.
    Le escribo esto porque es la demostración fehaciente de los mitos que se han construido, a fuerza de un bombardeo estatal inclemente y claramente adoctrinador, que el sector privado solo piensa en la última línea del estado de ganancias y pérdidas de una empresa: La utilidad; y el Estado es el auténtico benefactor de las masas populares. Ni uno, ni otro extremo.
    Reciba un cordial saludo,

    Alfonso Ortega Rubio
    V-6.817.289

  2. Nunca jámas el régimen desgobernante dará su brazo a torcer. Son una muy pobre, paupérrima muestra del misógino que de tanto repetir mentiras, termína por creerlas. Lo peor es que parte de la población se las cree, tras módica suma pagada por caja … de Miraflores.
    Y todavía se encargan en decir … si así es que la patria os lo demande.
    Cuanto dinero deberíamos demandar los venezolanos ante los magistrados por su perentoria y absoluta necesidad de jubilación. Safricicados los tíos, no? y harto creíbles las excusas de CorpoElec. … De Takek Saab, previsible su actuación en eso de mezar cabelleras .. y que defensor de los derechos humanos, jaja. Si por lo que cobra en Anzoátegui presuntamente gobernando, los derechos humanos en Venezuela estarían en el Top Ten de los records. De hecho lo están … por su desgobierno, el de todos ….

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