Bogotá al amanecer

 Bogotá al amanecer

 Milagros Socorro

 Al amanecer, la Plaza de Bolívar de Bogotá flota en la suave luz dorada que parece empozarse entre las montañas que circundan la ciudad. No son todavía las ocho de la mañana pero ya el centro de la urbe se anima con el trasiego de los viandantes que acuden a su trabajo. En la plaza se cruzan los grupos de soldados con oficinistas en minifaldas de lana y hombres que avanzan a zancadas hondeando entre sus rodillas los extremos de sus sobretodos de lana o gabardina.

Cerca del monumento que representa al Libertador de pie, un músico espontáneo toca un vallenato en una flauta. La luz se ha hecho una rosa cernida en la atmósfera y la memoria acompaña la melodía: cómo me conformo yo en el día de hoy / cómo me conformo yo en el día de mañana…. Un bien trajeado ejecutivo que está sentado cerca del flautista como esperando a alguien tamborilea distraídamente el vallenato en la tapa de su portafolio, una muestra, por cierto, del excelente trabajo en cuero de la industria colombiana.

Unos muchachos y algunas ancianas venden cucuruchos de maíz para echárselo a las palomas que deambulan en bandadas movedizas como redes arrojadas sobre los granos venteados en el suelo de la plaza. A media mañana el lugar ha cobrado una vitalidad que es el sello de Bogotá, una urbe de tierra fría con temperamento caribeño.

Ya es la hora de sentarse a la mesa del desayuno y regalarse con unos envueltos de maíz, unas almojábanas (bollos de maíz), unos buñuelos o unos calentanos (dedos de harina de yuca horneados), todo regado con jugo de curuba, colación con aspecto de jugo de melón y fuerte sabor cítrico. Afuera las montañas ostentan el tono nocturno que presentan durante todo el día, son de un verdiazul dramático, muy hermosas y solemnes. En el cuenco que forman se agita la diversa y compleja Santa Fe de Bogotá, a 2.600 metros sobre el nivel del mar, una ciudad donde pululan a buen ritmo y en grandes cantidades esos lacitos verdes pegados a las solapas, que simbolizan la apuesta a la paz que este país le ha hecho al futuro. El visitante ve pasar los lacitos como un rastro de limón y aspira el frío aire de Bogotá con la inquietud de quien desea estar apostando a ganador.

 

5 comentarios en “Bogotá al amanecer

  1. Muy sabrosa prosa ,provoca visitar Bogotá nuestra hermana capital les envidio sanamente su estatus y logros ,es todo un poema atravez de sus letras el sentimiento cotidiano típico que me trae recuerdos de mi visita.

  2. Me trae hermosos recuerdos su escrito,
    Bogota, su clima, su gente, una capital
    Que enamora, y enseña que con tenacidad,
    Constancia y educación es posible salir
    Adelante. Amo bogotá…gracias por traer
    A mi mente estos lindos y nostalgicos
    Momentos…

  3. Excelente prosa Milagros. Bogotá no tiene el cielo azul de Caracas ni su imponente Ávila, orgullo de todo caraqueño pero es una ciudad cuyo encanto te va atrapando de a poco.

    Una caraqueña desde bogotá.

  4. Como olvidar las calles adoquinadas de la Candelaria que desgaste de tanto caminar hacia mi Universidad Externado!!! Bogotá, la Atenas Suramericana, que nos ofrece opciones culturales inimaginables, encuentros de razas de todos los rincones, su gente amable y servicial….en fin una metrópoli en todo el sentido de la palabra!!!
    Bogotá una ciudad para amar!!!!!

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