Computadoras envenenadas

Milagros Socorro

Otro día discutimos si es más importante asignar una computadora a cada escolar de primero y segundo grado o garantizar su asistencia a escuelas que, por lo menos, tengan piso, techo y energía eléctrica para recargar las baterías y distinguir las figuras en el monitor en los días nublados. Es promesa. En próxima ocasión hablamos de eso. Ahora vamos a partir del extraordinario avance que implica el acceso de los alumnos de las escuelas públicas a una computadora. Es maravilloso; máxime si se toma en cuenta que las máquinas son chéveres, construidas a prueba de golpes, equipadas para múltiples funciones y ¡son destinadas a la propiedad de cada niño, que las recibe en forma gratuita!
Estas satisfacciones se experimentan al ver la computadora, bonita y bien diseñada, con teclas amplias y firmes. Al pasar las manos por la cubierta plástica, que forma un asa consistente. Al abrirla y encenderla. Pero entonces destella la trampa. Ahí están las viejas perversiones de los comunistas, sus trapacerías, sus mentiras diluidas en largos discursos, poblados de galimatías y francas estupideces.
Prendes la lap top, marca Magalhaes (otro día hablamos de la viveza de los portugueses y su salivación frente al venadito cuyas ancas mantienen quietas con la presión de sus zarpas). Primero aparecen unas sensatas recomendaciones de uso del equipo, básicamente normas de aseo; muy pertinente, puesto que el aparato tiene una finalidad netamente pedagógica. Sin más preámbulos, se ofrecen las “lecturas sugeridas” para la familia, el docente y el estudiante. Y ahí irrumpe la catarata de babosería comunista. Una parte, eterna, latosísima, a ratos científica, evidentemente escrita por cubanos cuya mayor inspiración es Lev Vygotski, quien fuera jefe de la orientación sociocultural de la psicología soviética ( y creador, en 1925, de un laboratorio de psicología para la infancia anormal, que más tarde devendría el Instituto de Defectología Experimental de la Comisaría del Pueblo para la Educación).
La intromisión cubana fue en su momento denunciada por funcionarios del Ministerio de Educación presentes en la Jornada de Formación para Formadores
«Uso Educativo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en el Proyecto Canaima», realizada en el Teatro del Ministerio de
la Defensa, ubicado en Fuerte Tiuna, no sólo porque los venezolanos fueron relegados por los cubanos, sino porque en ningún momento se les ocultó que habían sido técnicos de esa nacionalidad los responsables de producir el contenido sembrado en los equipos. Por otra parte, el cambio de tono es muy evidente: los extranjeros mantienen un registro profesional, mientras que los bloques encargados a los locales destacan por su cursilería, inconsistencia, adulación, falta de metralla teórica y reiteración sin fin.
A los venezolanos les tocó seleccionar los fragmentos de discursos de Chávez que atiborran las “lecturas sugeridas”. Lo primero que hicieron fue censurar las amenazas, los insultos, los gazapos, las canciones, los chistecitos machistas y sexistas, las declaraciones de amor a otros jefes de Estados, la insistencia en la paternidad de Fidel Castro, los contactos directos con Simón Bolívar, las órdenes a los poderes legislativo, judicial y electoral para que cumplan sus designios, las expresiones soeces dirigidas a los presidentes, cancilleres y candidatos de Estados Unidos y de Colombia, a Angela Merkel y al pánfilo de Inzulza… En fin, se inventaron un personaje y le pusieron el nombre de Chávez. A continuación llenaron decenas de páginas con pedazos de sus peroratas, a cuál más insignificante.
Una parte le tocó a Izarra (el de las carcajadas frente a las muertes por violencia en Venezuela) . “Estamos hablando”, dice el de los gorjeos de hiena, “ del control social necesario para que el ejercicio de gobierno sea eficaz y productivo. Estamos hablando de la profundización efectiva de los cambios que requiere el país, de ir hacia el ‘salto adelante’ que menciona el presidente Hugo Chávez Frías”. Esto, en la primera página. E inmediatamente después, una cita de Ernesto Guevara.
El grueso del material es para las citas de Chávez, desde luego, con grandes fotos suyas. En él se insiste, sin parar, en dos ideas: la representación de los partidos sale sobrando; y, correlato de la anterior, la democracia revolucionaria consiste en el contacto del líder con las masas, con prescindencia de toda mediación institucional “burguesa”.
Eso es lo que trae Magallanes en su barco de pingües negociaciones y tahurería ideológica.

El Nacional 28 – 11- 2010