Y tu abuela, ¿dónde está?
Milagros Socorro
Al preguntarle a cierto profesional por su antiguo ayudante, me contestó: “¿Cheché? Está muy bien: se metió a afrodescendiente?”.
-Pero él siempre fue morenito, ¿no? –repuse ante lo que consideré poco novedoso.
-El punto –precisó el antiguo jefe del avispado Cheché- es que ahora trabaja como afrodescendiente. El gobierno tiene un programa dirigido a estas personas y, para emplear a quienes trabajarán en él, exige que formen parte de ese grupo étnico. Cheché vio un aviso que ponía: “se solicita fotógrafo afrodescendiente”; y, aunque nunca se había considerado particularmente negro o mulato, mucho menos militante de causa alguna, se postuló para el puesto. Y ahí está. Hace fotografías y otros trabajitos que le salen como afrodescendiente.
El caso, del todo real, parece una manifestación de la picaresca criolla, que el chavismo no sólo encarna de cuerpo entero sino que ha estimulado en todos los niveles. Ya el estudio “Los grupos de raza subjetiva en Venezuela”, hecho por los sociólogos Roberto Briceño-León, Alberto Camardiel Olga Ávila y Verónica Zubillaga, había revelado que al preguntársele a la mayoría de los venezolanos en qué grupo racial se consideran incluidos, la mayoría tiende a blanquearse y son pocos los que se ven a sí mismos como mestizos, negros o indígenas.
Sin embargo, tal como observaron los investigadores, como consecuencia de las nuevas leyes que otorgan derechos sobre tierras y recursos a los indígenas, las cifras que engloban a los diferentes grupos étnicos podrían pasar de la sub-representación del pasado por la negación de la identidad indígena en algunas personas, a la sobre-representación en el futuro por las ventajas materiales que reportaría esa misma identidad. Esto tiene un correlato, por cierto, en el travestismo ideológico que el chavismo llama “derecha endógena” y que consiste, precisamente, en pasar por lo que no se es (e interiormente se desprecia) para sacar provecho en negocios y poder.
El ardid de Cheché me pareció una divertida muestra de impostura y capacidad de sobrevivencia cuando vine a ver un aviso muy serio, difundido esta semana por la Fundación Rosa Luxemburg – Oficina Andina, con sede en Quito, Ecuador. Resulta que esa organización no gubernamental extranjera sin fines de lucro, “creada en la Región Andina con el objeto de brindar cooperación técnica no reembolsable”, quiere contratar un/a profesional de Ciencias Sociales para coordinar las acciones de la Fundación en Venezuela. Entre otros requisitos, “se valorará la vinculación, trayectoria o compromiso con movimientos sociales, colectivos u otras organizaciones de izquierda”. Y “se dará prioridad a candidatas mujeres y personas indígenas o afrodescendientes…”.
Es posible que el origen alemán de la Fundación Rosa Luxemburg mueva a confusión a sus directivos, persuadidos quizás de que basta echar un vistazo a las aspirantes para saber si son indígenas o afrodescendientes. A lo mejor tienen preparado un cuestionario donde las candidatas deben anotar el origen racial de sus cuatros abuelos y obtendría la plaza quien tenga mayor porcentaje de las sangres a las que se dará prioridad.
La verdad es que una investigación de la Fundación Centro de Estudios sobre Crecimiento y Desarrollo, Fundacredesa, conocida como Proyecto Venezuela, demostró, por métodos inmunogenéticos, la presencia en la sangre de los venezolanos, sin distingo de nivel social, de alelos característicos de diferentes razas caucasoide (blanca), mongoloide (asiática), y negroide (negra). Esto quiere decir que ningún venezolano es genéticamente puro, puesto que toda la población, con independencia de su pinta, tiene genes mezclados. En algunas regiones del país prevalecen las personas con rasgos caucásicos, mientras que en otras hay más africanos o indios, pero cada individuo posee genes de las tres razas.
Ya lo dijo Mariano Picón Salas, en Venezuela nadie resiste los tres golpes: de blanco, blanco, blanco, nadie puede catalogarse. Las profesionales indias o negras que busca la Fundación Rosa Luxemburg en este país aguantarán uno o dos golpes, pero, de seguro, el tercer llamado de pureza no lo podrán atender. Será, pues, una competencia de a ver quién luce más étnica. De cualquier manera, la ganadora tiene que hablar alemán.
El Nacional, 30 – 01 – 2011
Recuerdo que realizaba labores en el complejo Petrolero y Petroquímico José Antonio Anzoátegui, mejor conocido como “Jose”, todos los días los participantes firmábamos un permiso de trabajo, uno de ellos, el operador de la grúa y demás maquinas pesadas con casi dos metros de estatura y que todos llamábamos “Fresco de Uva”, porque más que negro es morado, al colocar su firma y para molestarme me decía: gracias a mi comandante Chávez que ya sé firmar, jeje… ajah, con todas las certificaciones que tienes es gracias a él que sabes firmar? y seguía sonriendo y me decía: si es más fácil no saber leer que aprender y te pagan 450Bs mensuales por no saber y solo debes asistir a las clases, pues no sé leer, jeje..! y así completo con el sueldo de aquí y hasta voy a poner una bodega Mercal, pues así lo hizo, y así más de 3millones de Adecos eran también Copeyanos y ahora seguro serán PSUvistas… y ahora me pregunto recordando que “fresco de uva” tenía el pelo liso cual indio, en que subdivisión étnica estará participando…?
Saludos
Ángel
Son racistas y lo peor es que no lo saben. Ellos que todo lo saben.