Con su pan se lo coman
Milagros Socorro
Una cosa es no abandonar espacios políticos y de lucha democrática; y otra, es prestarse para la degradación de esos mismos espacios con el argumento de mantenerlos ocupados.La bancada democrática ha decidido no concurrir a la sesión de la Asamblea Nacional que tendrá lugar en Ciudad Bolívar (por los 192 años del Congreso de Angostura). El motivo de esta inhibición, al momento de escribir estas notas, es que los diputados adscritos a la Mesa de la Unidad Democrática, reprueban la selección del orador del orden, el general en jefe Henry Rangel Silva, conocido en el país por haber solicitado una entrevista en Últimas Noticias para hacer declaraciones violatorias de la Constitución.
El 8 de noviembre del año pasado apareció la entrevista que Rangel Silva pidió que le hicieran. Allí decía, por ejemplo, que las fuerzas armadas nacionales están casadas con el proyecto de Chávez. Y que “en un hipotético gobierno de la oposición a partir de 2012 y un intento por desmantelar al sector castrense, habría una reacción tanto de los uniformados como del pueblo, que sentiría que le quitan algo”.
Dos días después, el 10 de noviembre, la Asamblea Nacional, en esencia la misma que ahora lo designa orador, respaldó esas declaraciones. Y, cuando la representación opositora pidió la palabra para rechazar tanto la postura de Rangel Silva como el espaldarazo de la legislatura, este derecho le fue negado. El presidente de la comisión de Seguridad y Defensa, Juan Mendoza, dijo que la solicitud de la oposición, por iniciativa de la diputada Pastora Medina, era “improcedente”, porque se trataba de una apreciación subjetiva de la legisladora.
En esa ocasión, la MUD emitió un comunicado para establecer que “La política de la Mesa de Unidad Democrática es el desarrollo del artículo 328 de la Constitución, que dice de manera textual:’ La Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política, organizada por el Estado para garantizar la independencia y soberanía de la nación”.
El 11 de noviembre, de regreso de Cuba, donde, se dice que había ido a recibir lineamientos para lidiar con el escándalo Makled, que había estallado por esos días, Chávez ascendió a Rangel Silva a general en jefe; y dijo que “la oposición disociada y obsesiva tergiversó las declaraciones que ofreciera el mayor general Henry Rangel Silva al diario Últimas Noticias”. Ese mismo día, la Cancillería divulgó un comunicado de apoyo a Rangel Silva, lo que fue cubierto por la prensa oficialista en los siguientes términos: “El Gobierno venezolano avaló este jueves las declaraciones del mayor general Henry Rangel Silva, jefe del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, quien en una entrevista publicada esta semana afirmó que la FANB no aceptaría un posible gobierno de oposición que fuera electo en 2012”.
Nótese que el uniformado no habló en ningún momento de golpes de Estados ni de madrugonazos: se refirió de forma explícita al advenimiento al poder de un nuevo gobierno elegido legítimamente en 2012, que no es cualquier fecha, es la que está pautada para el cambio de rumbo en Venezuela. Qué tiene, pues, que hacer el grupo de diputados de la MUD escuchando en Ciudad Bolívar lo que tenga que decir un oficial que con tal desfachatez se confiesa enemigo de los ideales y propósitos de esos parlamentarios y, lo que es más importante, de la mayoría de nuestro pueblo, que éstos representan.
La sociedad venezolana debe preguntarse qué tiene que decir el general Rangel Silva al Parlamento venezolano. ¿Incide esa intervención oratoria en los graves problemas del país, cuya solución exigen las masas en desgarrador alegato? ¿Acaso Rangel Silva va a responder acerca de la escandalosa presencia de militares extranjeros en Venezuela, cuyas actividades, rango, número y motivaciones el país desconoce? Frente a esta ominosa invasión, Rangel Silva no se muestra tan corajudo como lo hizo ante la voluntad popular que ha de expresarse en un par de años. Cuando vaya a rendir cuentas de esto y de otras irregularidades, puede estar seguro de que contará con la representación democrática. Para usar las fechas patrias como coartada para adular, eso sí que no. Los diputados fueron elegidos para escuchar al pueblo, no a los rapsodas de Chávez y su régimen.
Rangel Silva es pasto de chavistas acríticos y dispuestos a pactar con la ilegalidad. Ahí lo tienen, con su pan se lo coman.
Código Venezuela 14 – 02 – 2012
Muy cierto y más aun cuando el símbolo del Congreso de Angostura es la declinación del poder militar al poder civil, bien lo dijo nuestro Libertado: “…¡Legisladores! Yo deposito en vuestras manos el mando supremo de Venezuela. Vuestro es ahora el augusto deber de consagraros a la felicidad de la República; en vuestras manos está la balanza de nuestros destinos, la medida de nuestra gloria, ellas sellarán los decretos que fijen nuestra libertad. En este momento el Jefe Supremo de la República no es más que un simple ciudadano…” La designación de un militar apátrida que a viva voz expresa que desconocerá la voluntad popular y desconoce nuestra suprema ley, cómo orador de orden en Angostura es una afrenta más a nuestros héroes, a nuestro gentilicio a la democracia, no, no había nada que oír ahí.