Los cínicos no sirven
Milagros Socorro
Qué importancia puede tener un premio menor, concedido a un gorila del siglo XXI, mientras en el país se ocurren eventos de verdadero impacto y graves consecuencias. Muy poca, es cierto.
La semana pasada Venezuela fue objeto de dos denuncias en la ONU: la primera clama porque las cárceles están sobrepobladas en 356%; y la otra pone ante el mundo el hecho de que 8 mil personas han sido asesinadas por grupos parapoliciales, entre 2002 y 2010.
Un grupo de enfermeros se declaró en huelga de hambre frente a la Embajada de Brasil para protestar por sus pésimos salarios y creciente deterioro de las instituciones hospitalarias. Y la diputada Dinorah Figuera, presidente de la Comisión para la Familia del Parlamento, recordó que en 2010 murieron 5.985 niños; 664 más que en año 2009, cuando fallecieron 5.321.
Mientras el 70% de los alimentos que se venden en PDVAL y Mercal son importados, la producción de leche en el Sur del Lago baja en 40%; y el retiro de Venezuela de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), que ha de concretarse este año, supondría un alza de la importación de alimentos en 18,3%.
Para ilustrar el desastre de la producción: no hay suficiente caña para arrimar a los centrales azucareros del país. Carlos Celli, director de la Sociedad de Cañicultores de Portuguesa (Socaportuguesa), advirtió esta semana que se debe gestionar cuanto antes las compras de azúcar crudo para refinar si se quiere cubrir la demanda nacional. En caso contrario, en mayo habrá escasez. El directivo de Socaportuguesa aportó cifras que retratan de cuerpo entero la tragedia: hace 5 años se importaban 350 mil toneladas de azúcar y se producían en el país 850 mil toneladas. En la actualidad, el cuadro está invertido: 350 mil toneladas producidas en suelo venezolano y 850 mil, compradas en el extranjero.
El mismo día, pero en Yaracuy, los diputados Alfonso Marquina y Francisco Ferrer, presentaban una denuncia por malversación y evasión de procesos licitatorios en el Central Azucarero Santa Clara, confiscado por el Gobierno en abril de 2010, donde se habrían esfumado al menos Bs. 5,5 millones en actos de corrupción.
Este es el país de la semana transcurrida entre el 21 y el 27 de marzo. La siguiente, que termina hoy, fue entretenida por la entrega del premio Rodolfo Walsh, que concede la Facultad de Periodismo y Comunicación de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina, “por su aporte a la comunicación popular”, al golpista del 92, culpable del cierre del Radio Caracas y de 34 emisoras de radio; además de ser promotor de la ley de delitos mediáticos, momentáneamente engavetada; y de presidir un régimen que ha violado la Constitución en mil maneras, incluida la relacionada con el cierre de las fuentes oficiales y la prohibición de ingreso de la prensa independiente a las dependencias oficiales.
Lo siguiente fue, naturalmente, una donación de 10 millones de dólares a un hospital en país foráneo –no por querido menos ajeno- mientras el aparato sanitario de Venezuela se cae a pedazos. El autócrata dispone de los recursos de Venezuela a su antojo. No hay institucionalidad… pero hay premio. Y por más que se un caliche (información de poca monta y escaso interés), que lo es, nos conmina a cumplir con el deber de poner la realidad ante la cara de la sociedad y reclamarle que no se haga la desentendida.
El periodismo es un oficio serio. De profesionales con formación. No es pasatiempo de déspotas cuya primera trasgresión a las normas de la profesión es que le importa un carajo la verdad: Chávez es diletante, ignorante, mentiroso, manipulador, irresponsable, alumno de José Vicente Rangel, maestro de una sola disciplina, el cinismo. Si fuera poco, carece absolutamente de capacidad de síntesis. En suma, un pirata lleno de poder, que ha hecho todo para impedir que el periodismo venezolano haga lo que corresponde: escrutar el poder y documentar sus abusos.
El maestro Ryszard Kapuscinski lo desahució en su momento, cuando dijo: “…nuestra profesión no puede ser ejercida por nadie que sea un cínico. Es necesario diferenciar: una cosa es ser escépticos, realistas, prudentes. Esto es absolutamente necesario, de otro modo, no se podría hacer periodismo. Algo muy distinto es ser cínicos. El cinismo es una actitud inhumana, que nos aleja automáticamente de nuestro oficio, al menos si uno lo concibe de forma seria”.
En Venezuela hemos comprobado que no sirven para nada, que no sea mantenerse en el poder.
El Nacional, 3. 03. 2011
Sí, e intentaran mantenerse a toda costa, por eso preparan las milicias y los regalos de nuestro patrimonio son la compra de votos en la ONU y la OEA, para cuando el enfrentamiento violento se nos venga encima por su desconocimiento de la derrota electoral, ya lo presienten, Dios nos proteja.
Mis respetos y admiración.
No puedo comprender como ? Bueno!en realidad si puedo hacerlo !(comprendo mas no comparto) esa ,conducta enfermiza llena de un inmenso cinismo arraigado , al cual si le sumamaos una especie de (haraquiri). Ellos,todos; cualquier cosa hacen y acometen antes de reconocer la ineficaz capaciadad que han tenido , mucho menos aceptar errores ,ceder a otro lo q’ no pueden resolver; mientras las contingencias de un pais al cual han llevado por una especie de precipicio bien estrepitoso por demás redundantemente hablando.Y en ese su egoismo..han arrastrado a los inocentes de un pais que ya no los quiere ver ni aguantan mas sus indescriptibles falasias