Vergüenza

Milagros Socorro

Un inventario oprobioso ha salido de la imprenta. Se trata de “Antisemitismo en Venezuela –Informe 2011”, volumen editado por la Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela, CAIV, marzo de 2012.

En el dolorido prólogo de Salomón Cohén Botbol queda claro que la CAIV se ha visto “en la imperiosa necesidad de presentar este informe sobre el antisemitismo en Venezuela debido al incremento sistemático y sostenido de este prejuicio en nuestro país”.

Al primer allanamiento al colegio Hebraica, expone Cohén, se sucedió una serie de eventos vandálicos y agresiones: pintas antijudías en las sinagogas y en los muros de la ciudad; manifestaciones desviadas de su pauta original para amedrentar a los feligreses de sus centros de rezos; insultos e improperios frente a las instalaciones religiosas y educativas de los judíos venezolanos; consignas contra Israel y contra el pueblo judío; imprecaciones a Israel, los judíos, al sionismo, a su comunidad y sus rabinos. “Hemos pasado por un segundo allanamiento a Hebraica, por la profanación de nuestra sinagoga en Maripérez, ataque e insultos a los judíos en la calle y, como conclusión, la rotura de relaciones con el Estado de Israel [en enero de 2009]”.

Los ataques se producen, en gran número, en medios radioeléctricos, prensa, internet, conferencias, mitines, cadenas audiovisuales, sin que hasta el momento se haya conocido de alguna sanción a un delito descrito en el artículo 57 de la Constitución, que dice: “No se permite […] mensajes discriminatorios, ni los que promueven intolerancias religiosa”.

El antisemitismo en Venezuela ha pasado por varias etapas, bien documentadas en la citada publicación. “La actual y más grave de las etapas es la educación e inducción al odio, presentando Los protocolos de los sabios de Sion [un texto falso cuya autoría parece corresponder a la policía secreta del zar de Rusia a principios del siglo XX, la Ojrana] como libro recomendado, y culpando a la comunidad judía venezolana de los resultados negativos del gobierno en las elecciones para la Asamblea Nacional, las charlas antijudías y antiisraelíes en los diferentes ministerios, las diversas exposiciones con una marcada tendencia judeófoba y antisionista, las exposiciones de pinturas infantiles con contenido antisemita y actualmente el ataque al candidato de oposición usando para ello conceptos peyorativos por su origen judío (pese profesar la fe católica)”.

El estudio se restringe a 2011 y se basa en el examen de 1540 piezas comunicacionales con contenido antisemita. Casi la mitad (46,5%) de los mensajes fueron transmitidos por medios pertenecientes al Estado: de un universo de 65 medios estudiados, entre los 10 que más transmitieron este tipo de mensajes, en 2001, 7 pertenecen al Estado: Radio Nacional de Venezuela (3º lugar), Venezolana de Televisión (4º), Telesur (5º), Correo del Orinoco (7º), Agencia Venezolana de Noticas (9º) y La Radio del Sur (10º lugar). A esto debe añadirse que casi uno de cada de tres mensajes antisemitas (29,3%) se difundieron por medios oficialistas, es decir, de propiedad independiente, pero alineados ideológicamente con el Gobierno. La suma, pues, de los medios del Estado y los que repiten la prédica oficialista de forma acrítica constituye el 75,8% , de los vectores de antisemitismo. En suma, 9 de cada 10 mensajes judeofóbicos en Venezuela provienen de medios o personas alineadas con el Gobierno.

En el caso de los medios privados, que representan el 5% de la muestra, destaca Últimas Noticas, seguido por Las Verdades de Miguel y La Razón. Más de un tercio (36,2%) de los mensajes llegó al público vía internet; de los 904  llegados exclusivamente por la red, que se analizaron, más de la mitad, (517, que constituyen el 57,1%) corresponden al portal Aporrea.org.

El libro hace poquísimas referencias al Presidente de la República, pero es el caso que en febrero de este año, cuando la oposición eligió en primarias a Henrique Capriles Radonski como abanderado para las elecciones, el jefe de Estado tuvo un acceso de cólera y gritó ante los micrófonos: «Mi misión va a ser quitarte la máscara, porque por más que te disfraces, tienes rabo de cochino, orejas de cochino, roncas como un cochino: eres un cochino». Esto, en alusión al hecho de que Capriles proviene de una familia de judíos conversos (llamados en España marranos). Su abuela estuvo casi dos años en el guetto de Varsovia; y sus bisabuelos murieron en el campo de exterminio de Treblinka.

Así se ha degradado la revolución que se autodenomina bolivariana.

Publicado en El Nacional, el 03 de junio 2012

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