Father Angelus

Milagros Socorro

Minutos antes de que el CNE difundiera sus resultados, la noche del 14 de abril, el magnate naviero Wilmer Ruperti apareció en la pantalla de su televisora, Canal I, para decir, en tono airado, que “diez dirigentes de oposición” le habían dicho ya que Capriles había perdido. Y su intervención televisiva era para advertir que Capriles quería la guerra y para llamar a hacer “lo que tenemos que hacer: defender la patria”.

Pero no hay una convicción generalizada de que Ruperti sea, precisamente, un defensor de la patria. Hay, de hecho, quienes piensan que ha obtenido inmensos beneficios a su costa y que le ha causado serios perjuicios. Es la opinión, por ejemplo, de la Corte Suprema de Justicia del Reino Unido, que el pasado 14 de diciembre falló contra Ruperti, al emitir una sentencia del caso No. 2006, folio 1267.

La demanda fue presentada por la empresa rusa, radicada en Inglaterra, Novoship (UK) Ltd en contra de Vladimir Mikhaylyuk, su antiguo gerente de Fletamentos (arrendamientos de buques), alegando que Mikhaylyuk había recibido sobornos por el fletamento por tiempo de varios buques a PDVSA, entre noviembre 2002 y mayo de 2003. En la demanda figuran otros co-demandados, entre ellos, Wilmer Ruperti y dos compañías de su propiedad: Sea Pioneer Shipping Corporation y PMI Trading Inc.

A lo largo del juicio se relata que, mediante pacto entre Mikhaylyuk y Ruperti, el fletamento de los buques no fue contratado directamente entre Petróleos de Venezuela y Novoship, como esta creía, sino que el empleado ruso y el hombre de negocios venezolano arreglaron secretamente el fletamento a PMI Trading Inc (compañía de Ruperti).

Conviene establecer que es perfectamente legítimo que en los sub-fletamentos haya una ganancia razonable por vía de un incremento en el flete. Lo irregular en la citada operación no es solo que fue hecha a espaldas de Novoship, sino que le ocultaron a esta la verdadera identidad de los fletadores. Novoship creía que los buques habían sido fletados a PDVSA Marketing International cuando en verdad habían sido fletados a la compañía de Ruperti, PMI Trading Inc, cuyas iniciales coinciden con las de PDVSA Marketing International. El gobierno de Chávez autorizó a Ruperti a contratar los tanqueros, pero en vez de conectar a PDVSA con Novoship,con lo que hubiese logrado fletes más baratos, Ruperti hizo el negocio a través de sus propias compañías, con un aumento muy sustancial en los precios. La patria, pues, salió perdiendo. Y la fortuna del paladín aumentó de manera astronómica.

Al conocerse el chanchullo, Mikhaylyuk es despedido de Novoship. En mayo de 2006, el nuevo gerente, John Salmon, viaja a Caracas para reunirse con Interpetrol (empresa de Wilmer Ruperti, pero que Novoship creía ser broker de PDVSA, es decir, ente intermediario para cerrar los fletamentos). De la lectura de la sentencia se desprende que cuando Mikhaylyuk se entera del viaje de John Salmon a Caracas, escribe urgentemente a Ruperti advirtiéndole de que Novoship estaba encima del enredo; y le sugiere que tome el control de la situación para impedir que PDVSA le suministrara información a Novoship.

En la voluminosa sentencia hay constancia de que las comunicaciones entre Mikhaylyuk y Ruperti se conducían a través de un correo electrónico protegido, en el que el primero se identifica a sí mismo como Misha Fu y Ruperti, como Father Angelus. Allí se exhibe un e-mail de Ruperti dirigido a Asdrúbal Chávez, el 24 de noviembre de 2006, que evidencia que el alto gobierno conocía los pormenores del arreglo: Ruperti le recuerda a Asdrúbal Chávez que esos tanqueros rusos que habían roto el paro petrolero de diciembre de 2002. “En una reunión en el palacio de Miraflores con el alto mando militar, Alí Rodríguez Araque y Rafael Ramírez”, dice Ruperti, “yo decidí romper el bloqueo de aquel momento. Yo aclaré que la flota rusa podría tener éxito en romper el bloqueo si ellos me permitían fletar todos los buques necesarios, siendo el único problema cómo se les garantizaría el flete a ellos, y en una reunión con PDVSA en sus propias oficinas, bajo el seudónimo de Capitán Fausto, Alí Rodríguez Araque me autorizó por la contingencia a llevar adelante la transacción. En resumen, entré en fletamentos de largo plazo con los rusos y tomé todos los riesgos”.

Finalmente, el tribunal condenó a Mikhaylyuk y a las compañías de Ruperti a pagar US$ 57.847.602,35 a los reclamantes. Además, Ruperti fue condenado al pago de US$ 1.362.750 adicionales. En Venezuela, en cambio, recibió una condecoración de manos de Chávez.

 

Publicado en El Carabobeño, el 24 de abril de 2013

 

 

 

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