Fantasía con Benjamín Scharifker

Milagros Socorro

La periodista Cecilia Caione, -quien ha amasado el mayor capital que se puede reunir en este oficio: la credibilidad-, publicó hace días una noticia estrafalaria, según la cual el rector de la Universidad Metropolitana, Benjamín Scharifker, será interpelado por la comisión que investiga el financiamiento internacional a organizaciones no gubernamentales y grupos políticos, en la Asamblea Nacional.

–La decisión –publicó Cecilia, en Últimas Noticias- la tomaron los integrantes de la instancia, luego de recibir al analista social Erick Rodríguez, quien señaló que en la Universidad Metropolitana se adoctrina a los jóvenes como parte del denominado plan de Libertad y Democracia.

Esta iniciativa del tal Erick Rodríguez se fundamenta, cabe pensar, en la suposición de que su audiencia se horrorizará cuando lean las palabras Libertad y Democracia. ¡Y además, juntas! “Libertad / Democracia / universidad / privada“. Esta sucesión, pensará el “analista social“, debe ser fulminante para el pueblo, que huirá de la seguidilla como los campesinos búlgaros de la vacuna.

Parte, asimismo, el ocurrente Rodríguez, de que los estudiantes de la Metropolitana son una partida de pazguatos, que se dejan marear con “muelas“, como dicen los jefes cubanos del PSUV, de adoctrinamiento en el tiempo que deberían dedicar a su formación profesional. Una suplantación muy grave en el caso de la Universidad Metropolitana, cuya matrícula pagan las familias de clase media (los ricos se van al extranjero) con sacrificio; y la convicción de que es la mejor inversión que pueden hacer para sus hijos y la única herencia que pueden dejarles en este empobrecido país.

Pero hay alguien, un tal William Fariñas, presidente de la citada comisión, a quien no le pareció suficiente aquella seguidilla de horrores y, al aceptar la comparecencia del rector Scharifker, añadió de su cosecha: «Quien no dudo en afirmar que está asociado al Mossad».

Lo más sencillo sería contactar al profesor Scharifker, una personalidad muy conocida en Venezuela, puesto que antes de ser la principal autoridad de la Metropolitana, lo fue de la Universidad Simón Bolívar, cargo, por cierto, al que se accede por votación. Es de imaginarse que cualquier periodista puede obtener una entrevista con el académico, pero he preferido quedarme en la arena de las fantasías. Y aquí estoy, preguntándome cómo habrá sido el interrogatorio, si es que ya se produjo; y en qué términos quedó redactada la orden de presentarse ante el parlamento.

–¿Es usted socio del Mossad? –le preguntará el colega de Pedro Carreño, acercándose a Scharifker con aire amenazador.

–El Mo-mo-mo-ssad no es una em-pre-pre-sa –responderá Scharifker chorreado…. de la risa. Pero siempre con tono didáctico.

–¿Impone usted los programas de estudio de las distintas cátedras, como hace el partido con la Universidad Bolivariana y en la Rafael María Baralt, cuya principal materia es la vida del galáctico?

–No –dirá Scharifker con sencillez, tras decidir no exponer a aquel dinosaurio a la noción de libertad de cátedra.

–¿Usted critica a la revolución, a Chávez, a Maduro, a los militares, a Fidel Castro, a su hermanito…?

–A todos, sí –interrumpirá el rector Scharifker-. En todas partes. En prensa, radio, televisión, plaza pública, e-mail, Twitter, Facebook y cada vez que alguien me busque la lengua. Y me río a gritos de bobadas como el ministerio de la suprema felicidad, que se parece mucho al ministerio del supremo Amor, descrito por Orwell en su novela “1984“, donde parodia los totalitarismos del siglo XX. Por cierto, me he cansado de denunciar la práctica dictatorial, muy propia de ustedes, de inventar organismos para convertir en secretos las secretos informaciones de interés público; así como para acusar de agentes secretos a quienes cumplen con su deber formar estudiantes en valores democráticos, como pretenden hacer conmigo.

Cuando el colega de Darío Vivas insista en interrogarlo sobre su relación con el Mossad, es mi fantasía, el profesor Scharifker se quedará callado, previendo que en algún momento se enterarán de qué es, en realidad, el Mossad.

Y cuando los colegas de Tascón se enteren de la eficacia de esta agencia y de las mil maneras que tienen para capturar limpiamente a los perseguidores de judíos (puesto que su política es cobrarse, ojo por ojo, las afrentas), de seguro sentirán un frío en la nuca.

 

Publicado en El Carabobeño, el 30 de octubre de 2013

 

 

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