Milagros Socorro.- Anabelle Aguilar Brealey es escritora costarricense. Es bióloga. Reside en Venezuela. Ha publicado los siguientes libros: En narrativa, Los conservacionistas traviesos. (1989), Los cuentos del mago Michú (1993), Poeta menor con petirrojo(2001), Laberintitis (2009) y Errática (2011). En poesía:Orugario (1998), Todopoderosa, (2000), Hornacina (2001), Sangre(2002), Climaterio (2003). Herbario, junto a MárgaraRussotto (2005), Desmesura (2008), Consumidas por fuego(2011). Canis lupus (2012). En ensayo: La cebolla del Arcángel (2002). Su obra ha aparecido en numerosas antologías.
–¿Qué estrella de cine persiste en su admiración desde su infancia?
–Mi estrella de infancia fue Doris Day. La encontraba muy hermosa, su cabello me encantaba, vestía de manera glamorosa. Era natural y a la vez mostraba cierta elegancia. Sus canciones eran para mí muy especiales, por ejemplo: Qué será, será, de la película de Hitchcock, El hombre que sabía demasiado, era mi preferida y me gustaba imitar a Doris frente al espejo. Más tarde, la canción Perhaps, perhaps, perhaps, estuvo dentro de mi repertorio de discos de acetato de 45.
–¿Cuál es la película que ha visto el mayor número de veces?
–No recuerdo cuántas veces he visto La fabulosa vida de AméliePoulain. Esta película la veo cada vez que me siento un poco triste. Me pongo mi viejo pijama de lana color amarillo con unos osos de estampado y me siento en el sillón a verla. Ambas cosas me dan calor y me llevan a sentirme optimista de nuevo. Es una película curiosa, refrescante, divertida. De una gran profundidad sobre la vida, que muestra que la ayuda que se les presta a otros puede cambiar tu propia vida. La picardía de Amélie me cautiva. Me dicen que hay un tour en París que te lleva por todos los sitios donde se filmó la película, ojalá pueda hacerlo algún día.
–¿Cuál fue la última película cuya proyección abandonó antes de finalizar?
–Pulpfiction. Hay en esta película un humor que no me gusta. Hay violencia, drogas, estafas. Es vulgar, desagradable. Me causó náuseas. Si eso era lo que quería producirme el famoso Tarantino pues lo logró, el malestar fue duradero. No la terminé. Eso me pasa ahora con los libros, antes por disciplina los terminaba, ahora me doy el lujo de leer lo que quiero y hasta donde quiero.
–¿Ha copiado alguna vez un modelo de vestido, un peinado, un gesto o una actitud de algún actor o actriz?
–Cuando era niña estaba de moda Grace Kelly. Trataba de repetir los modelos en mis muñecas, por cierto que las telas de seda nos la proporcionaba una amiguita cuyo papa era dueño de ¡una funeraria! Ya más grande todas las muchachas pedíamos en la peluquería que nos hicieran el “moño a lo Grace Kelly” en que te recogían el cabello de medio lado con una rosquita arriba. Así que casi todas las adolescentes íbamos uniformadas de cabello.
–¿Cuál es la película con la que más ha llorado?
–Mi papá fue un aficionado al cine y desde muy niña me llevaba con él. Mi familia fue siempre muy conservadora menos en eso de la clasificación del cine en esa época que era: “permitidas, reservadas, condenadas”. Yo veía la que fuera. Yo vi, Rebeca, así como las de Giulietta Masina, La Strada y Las noches de Cabiria entre otras. Imagino que mis padres no tenían con quién dejarme y no sé cómo me permitían entrar los de la boletería, pensarían todos que no entendería nada. Las de Giulietta me hacían llorar, la sentía tan débil, tan abandonada, tan chiquitita que me parecía una niña. Pero la que se llevó la palma fue Candilejas. Fui con mi papá, no lloré nada durante la película. Pero como soy de acción retardada, al salir solté el llanto, aquello parecía una fuente, cuando me acosté todavía lloraba y la gente se preguntaba qué me había pasado. Esa película despertó en mí muchas emociones y una gran melancolía. Todavía oigo esa canción y lloro, pues recuerdo a mi padre.
Como dato de mi vida. Nací en una casa pequeñita, al lado de un cine, el Teatro Moderno en el casco central de San José de Costa Rica. ¡A lo mejor mi afición al cine viene de allí!
–¿Cuál es la película que más lo ha hecho reír? Por qué.
–Considero a Cantinflas el mejor actor cómico de nuestro continente. Él como nadie supo transmitir el sentimiento del latinoamericano. El humor nuestro no lo tiene nadie. Esto en Cantinflas, unido a su sensibilidad social, permitió que nos sintiéramos identificados con él. La película que me ha hecho reír más fueAbajo el telón, porque además del lenguaje, que pretende no tener sentido pero que sí lo tiene, sus bailes y su actuación en el escenario son de primera. A veces con solo evocar esas escenas, me río sola.
–¿Se ha enamorado alguna vez de un actor o actriz?
–Sí, de varios. De Richard Gere, por ser un seductor de aspecto delicado, además comprometido espiritualmente con la causa del Tíbet. También me enamora Clint Eastwood, por su masculinidad tan mullidita, o sea no es el machote, pero es un hombre demasiado atractivo, muy sexy, y por último, de KeanuReeves, su aspecto oriental, su sonrisa, me cautivan, es muy sensual. En la película Alguien tiene que ceder, cuando aparece con el ramito de flores para DianeKeaton, imagino que me lo ofrece a mí. Los tres se complementan y de cada uno me gusta algo. Pareciera que soy demasiado enamoradiza y poliándrica, pero eso es solo en el cine.
–¿Qué parlamento de película suele citar en sus conversaciones?
–Más que parlamentos son frases cortas o palabras. De Cantinflas, en Ahí está el detalle: ¡Te imaginas, el punto exacto donde se puede resolver un problema!También uso mucho con mis nietos y en broma las palabras mágicas de Harry Potter:“Expectopatronum”, viniendo de sentimientos positivos y recuerdos agradables que tanta falta nos hacen, hay que usarlo.
–¿Quiénes son la actriz y el actor que más admira en la actualidad?
–MerylStreep es mi actriz, admirada, principalmente porque cuida en los detalles cada una de sus actuaciones y porque es capaz de interpretar a la perfección papeles tan diferentes como el de las protagonistas en Memorias de África, Los puentes deMadison County, Mamma mía, Duda o Julie y Julia. Eso me impresiona mucho, parecen diferentes personas y es la misma.
Tom Hanks es el actor que me envía una fuerza especial en sus películas. En Philadelphia sensibilizó al público ante el dolor de quien sufre de sida y de la marginación, también un llamado de atención a los homofóbicos. En ForrestGump, con su excelsa actuación nos transmitió primero el reconocimiento a personas con ciertas discapacidades y a las madres abnegadas que confían en ellos y, por otro lado, el estado esperpéntico en que deja a los ejércitos. Allí los retrata tal y como son, con bastante humor, como ineficientes, innecesarios y creadores de seres que solo obedecen órdenes sin que su cerebro funcione. Además de eso reciben condecoraciones. Por último en la película Tan fuerte, tan cerca, el amor paternal en su corta actuación es sobresaliente.
–¿A qué estrella de cine suelen decirle que se parece?
–Hace años estaba en la barra de un restaurant que había en una de las estrechas calles de Sabana Grande con unas amigas, también escritoras. Disfrutábamos de un rato tomando un traguito y picando algo (lamentablemente ya no podemos hacer eso. Caracas no es lo que era, esa ciudad nocturna, amigable). Al rato, dos señoras se nos unen al grupo y una de ellas me dice que yo era igualita a Jennifer Jones, en la película Angustia de un querer. Yo, extrañada y curiosa, le dije que no conocía a esa actriz y que por favor me anotara en una servilleta el nombre. Así lo hizo. Por años guardé la servilleta. En estos días arreglando gavetas la encontré y busqué a la famosa artista. Agradecí a la señora la comparación, pero pensé que había sido demasiado generosa, pues se trataba de una mujer preciosa. De inmediato tiré la servilleta en el basurero de mi estudio, ese mismo día me escribiste para esta entrevista. No había vaciado los basureros, recogí la servilleta, sino hubiera olvidado el nombre, lo aseguro.
– Cuando se lleve al cine su vida…
–Preferiría el drama. Me encantaría que la dirigiera Alfred Hitchcock. Yo misma haría mi papel. En los otros roles me gustarían Jack Nicholson, por lo acidito en casi todas sus interpretaciones, Hugh Laurie, el famoso DrHouse, por lo incómodo, Bette Davis, por su ser inconforme y antipático y Kathy Bates, porque al recordar Misery, produce una sensación de espanto. Empezaría con mi muerte, que no se cómo sería, considerando al director. Terminaría con mi nacimiento. La escena cumbre es el momento en que me convierto en una famosa actriz, después de luchar contra todos estos rivales. No sería mi vida real, sería muy aburrida, es una vida prestada.
–¿Cuál es la historia que el cine nacional debe filmar cuanto antes?
–Una que lleve por título “La estampida de los cobardes chotocabras”. En cuevas lejanas se escondieron temiendo La Haya. Los protagonistas ya los conocemos.
–¿Cuál es la única razón por la que usted no es una estrella de cine?
–Ningún director de fama ha descubierto mi enorme talento como actriz. ¡Perdí la oportunidad! No me vas a creer pero en mi último libro de cuentos ya en imprenta, hay una narración justamente relacionada con este hecho. Espero que los que no me conocen entiendan que esto último es una broma.
@MilagrosSocorro
Anabelle, muy buenas tus respuestas Desconocía este lado luminoso de tu vida. Un abrazo a ambas.