Milagros Socorro.- Sonia Chocrón es escritora venezolana. Es poeta, novelista, guionista de cine y televisión. Ha publicado las novelas Sábanas Negras (2013) y Las mujeres de Houdini (2012). Los libros de relatos La virgen del baño turco y otros cuentos falaces (2008) y Falsas apariencias (2004). Y los libros de poesía Poesía Re-unida (2010), La buena hora (2002), Púrpura (1998) y Toledana (1992).
–¿Qué estrella de cine persiste en su admiración desde su infancia?
–Robert Redford, desde Butch Cassidy and the Sundance Kid y The way we were. Lo conocí ya adulta en La Habana, mientras asistía yo a la Escuela de Cine de San Antonio de Los Baños. Incluso, por petición del Gabo, llegué a escribirle una historia. Lo admiraba y lo sigo admirando. Como actor y promotor del cine (Sundance Institute y Sundance Film Festival).
–¿Qué clásico del cine tiene ganada una reputación injusta?
–Cuando volví a ver Novecento (Bertolucci, 1976), hace no mucho tiempo, me desilusioné. Me terminó pareciendo una película sobre la italianidad, hecha como un pasticho francés y newyorkino.
–¿Cuál es la película que ha visto el mayor número de veces?
–Cabaret, con Liza Minelly. Tal vez 15 veces. Y me sigue fascinando su estética, la historia y el género musical tan bien entramados, su banda sonora y las actuaciones de Liza Minelli, Joel Grey y Michael York.
–¿Cuál es el mal actor (o mala actriz) cuyas interpretaciones usted, sin embargo, disfruta?
–Ninguno. No disfruto las historias con malos actores. Las malas actuaciones me impiden concentrarme en la historia. Disfrutarla.
–¿Cuál fue la última película cuya proyección abandonó antes de finalizar?
–Nunca me salgo antes de que termine la proyección. Yo, que conozco el monstruo desde adentro, sé lo que cuesta llevar a término una película. Entonces me quedo, por respeto y conmiseración. Pero ganas no me han faltado (en múltiples oportunidades)
–¿Qué es lo que en verdad no soporta en una película?
–La cursilería y el panfleto. Me pasa con algunos diálogos, y eventualmente con escenas completas, en algunas películas del cine nacional.
–¿Cuál es la película con la que más ha llorado?
–Suelo ser muy llorona en el cine. Pero recuerdo, en particular, haber llorado de más en la película Las Horas. Comencé a los 15 minutos de proyección, y seguí llorando hasta un par de días después.
–¿Cuál es la película que más la ha hecho reír?
–Robó, huyó y lo pescaron, de Woody Allen. La primera película que dirige Allen, si no me equivoco. En apariencia, llena de humor tonto, hilarante, pero en realidad es un humor inteligentísimo.
–¿Cuál es la peor película que ha visto en su vida?
–Querelle, de Fassbinder, pero no por mala factura, sino por crudeza y rudeza que para mí fueron casi insoportables.
–¿Se ha enamorado alguna vez de un actor o actriz?
–A los 13 años me enamoré de un actor británico, sin mucho cartel, llamado Jack Wild. Hacía un papel secundario en Oliver Twist. Lo seguí hasta Melody, una maravillosa película británica sobre el amor adolescente, con música de los Bee Gees, y dirigida por Alan Parker. Tenía una foto de Jack –recortada de una revista de segunda- pegada con tirro en la puerta de mi closet. Era mi fantasía y mi película privada. Supongo que porque siempre hacía el papel de chico malo y noble al mismo tiempo.
–¿Qué parlamento de película suele citar en sus conversaciones?
–“Francamente, querida, me importa un bledo” (“Frankly, my dear, I don’t give a damn”) es una frase de Lo que el Viento se llevó). Y me sirve cada vez que me descubro preocupada por nimiedades.
–¿Quiénes son la actriz y el actor que más admira en la actualidad?
–Meryl Streep (en Manhattan, extraordinaria), y Daniel Day Lewis. Ella, porque tiene un registro ilimitado. Y él, porque además de estupendo actor, me gusta de los pies a la cabeza. Agregaría a Ricardo Darín y a William Hurt.
–¿A cuál actor o actriz no le encuentra ningún atractivo… a pesar de que su pareja y/o amigos insisten en que es lo máximo?
–A Brad Pitt. Ese estilo caucásico-tierno-perfecto-amarillo-azul no me conmueve ni una sola de mis neuronas. Ni un solo poro.
¿Le han propuesto alguna vez que aparezca en una película? Si la respuesta es afirmativa, por favor, relate el asunto.
–Si me hubieran ofrecido filmarme sólo ideas y sentimientos, con gusto hubiera accedido. Pero por desventura, ese cine aún no se inventa.
–¿A qué estrella de cine suelen decirle que se parece?
–Hubo una época en que me decían que me parecía a Sonia Braga. Tal vez por el cabello largo y rizado que solía yo llevar. (Una vez hasta me detuvieron en el aeropuerto de Los Angeles por apariencia sospechosa. Nunca supe sospechosa de qué). Pero la verdad es que siempre di por sentado que cuando hablaban de similitud se referían al nombre.
–Cuando se lleve al cine su vida, ¿qué genero preferiría? ¿quién le gustaría que la dirigiera? ¿qué actor le gustaría que hiciera su papel? ¿qué actores y actrices quisiera que estuvieran en los otros roles? ¿cómo empezaría la película y cuál sería la escena cumbre?
–Si mi vida se llevara al cine, sería un fracaso, porque hay pocos turning points. Pero si hago el ejercicio, diría que una tragicomedia me vendría bien. (Algo un poco disparatado y rocambolesco). Me encantaría que la dirigiera uno de los hermanos Coen, que Jerry Seinfeld fuera mi mejor amigo y que no partiera tan temprano de mi vida ni de la suya; que mi madre fuera Julie Andrews y mi padre Paul Newman y que también envejecieran junto a mí. El rol de mi esposo, es una selección difícil, porque debería reunir muchísimas virtudes juntas. Creo que para nosotros, él y yo, que estamos vivos, aquí, no haría un casting. Escogería a los actores de la vida real. Incluyendo a mi hija, Ximena, por supuesto, que no necesita dobles porque es preciosa e histriónica de nacimiento.
La primera escena podría ser la que sigue:
EXT. CARRETERA DE TIERRA S. A. DE LOS BAÑOS. NOCHE
A bordo de un taxi, un Pontiac de los años 50, a pesar de que la escena ocurre en los 80, dos extranjeros se dirigen, luego de una noche de copas, a su albergue en el pequeño pueblo cercano a La Habana, San Antonio de Los Baños. Ella, SONIA, 26, de cabello muy largo y desordenado, venezolana. El, 32, AUGUSTO, brasileño, rubio y con el rostro de un querubín. La soledad del camino es abrumadora. Nada se mueve, nada se ve. La madrugada aún no comienza. El CONDUCTOR se concentra poco en la vía oscura. Sólo habla sin más. (diálogos ad lib). ACORDES TENSOS. El trayecto, lleno de vegetación y tierra, se vislumbra apenas con la luz de los viejos faros del automóvil. Otro auto sale al encuentro del taxi, súbitamente, y se estaciona, de un solo giro, frente al trío. Les impide el paso. Es un Lada que parece blanco. De él se apea un hombre que viste uniforme verde oliva y los ilumina, a los 3 pasajeros del taxi, con una linterna. Es un MILITAR. Apunta el foco de luz al rostro del conductor, a sus ojos, a rajatabla. El conductor se encandila. Los dos pasajeros, en el asiento de atrás, tensos, expectantes, sorprendidos.
MILITAR
¿Tienes una vaca muerta?
CONDUCTOR
(intimidado)
Oiga, compañero, yo no tengo ninguna vaca muerta
Augusto muda su rostro de querubín asustado: ahora luce muy confundido: habla español, pero no lo entiende del todo.
AUGUSTO
(Incrédulo, a Sonia)
¿Eu entendi corretamente? ¿Estão à procura de uma vaca morta?
La escena cumbre, aún no ocurre. La espero a diario, como muchísimos otros, ojalá no demore demasiado.
–¿Qué película está ligada a su vida (por cualquier motivo)?
–Mary Poppins, porque me recuerda mi infancia feliz y despreocupada, porque se parece a mi madre maravillosa, porque fui una niña soñadora capaz de acreditar que era posible volar o convertir un dibujo en una escena feliz. Porque aún me pesa que todos los finales terminen con un último viaje, con o sin paraguas.
–¿Cuál es la historia que el cine nacional debe filmar cuanto antes?
–La historia de un país extraordinario y posible que se cura.
–¿Cuál es la única razón por la que usted no es una estrella de cine?
–Por falta de talento. Me habría encantado.
@MilagrosSocorro