Milagros Socorro.- Alejandro Bellame Palacios es cineasta venezolano. Guionista, director, productor y montador esta es su filmografía: Blue Label/Etiqueta Azul (coguionista junto a Eduardo Sánchez Rugeles. Proyecto en ejecución a realizarse en 2015, bajo su dirección); El rumor de las piedras (largometraje de ficción. Guionista, director y productor ejecutivo, 2008-2011); El tinte de la fama (largometraje de ficción. Guionista y director, 2001/2008); Fosa común (cortometraje. Director y montador, 1998).
–¿Qué estrella de cine persiste en su admiración desde su infancia?
–En mi infancia sentía mucha admiración, más por un personaje que por algún actor: el Tarzán de Johnny Weissmuller, porque era el héroe con el que compartía mi gusto por los animales y con el que vivía miles de aventuras en la selva, mientras esperaba que llegara el transporte escolar. Pero no fue sino hasta el final de mi infancia o, más bien, al principio de la adolescencia cuando vi “Nace una estrella”, con Barbra Streisand. Sin fanatismos, me parece que tiene un talento integral, en la actuación, el canto, la dirección, la producción.
–¿Qué clásico del cine tiene ganada una reputación injusta?
–Depredador, la película de James Cameron con Arnold Schwarzenegger, considerado un clásico del género. La mezcla de cine de acción, ciencia ficción y romance en medio de la selva tropical, aderezado con muchos efectos especiales y grandes dosis de testosterona no me resulta para nada atractiva. Es demasiado de todo para mi gusto.
–¿Cuál es la película que ha visto el mayor número de veces?
–Ladrones de Bicicletas, de Vittorio De Sica. La estudié muchas veces para un trabajo de semiología en la universidad, pero luego la vi muchas veces más por puro gusto. En segundo lugar, Blue, de la trilogía de Krzysztof Kieslowski. Creo que cada plano, cada instante de esa película es arte en esencia. Siempre es una referencia para mí.
–¿Cuál es el mal actor cuyas interpretaciones usted, sin embargo, disfruta?
–Vi casi todas las películas de Marilyn Monroe como parte de mi investigación para rodar mi primera película El Tinte de la Fama. Siempre consideré que Marilyn no era una buena actriz, que solo era muy bella. Entonces descubrí lo mágica que resultaba su presencia en la pantalla. El magnetismo de su imagen y el encanto de su gestualidad, que, con justicia, la convierten en el mito que es.
–¿Cuál fue la última película cuya proyección abandonó antes de finalizar?
–Trato de nunca salirme de una sala de cine, aunque tenga muchas ganas de hacerlo. Creo que la última vez fue en la proyección de “El Rizo”, una película de Julio Sosa, que vi durante un festival en Tolousse, Francia. Por supuesto, suelo salirme de las proyecciones de mis propias películas, porque no soporto verlas completas después de haberlas visto tanto durante el proceso de edición y promoción.
–¿Qué es lo que en verdad no soporta en una película?
–Que rompa es magia que es la verosimilitud; que no convenza de su propia realidad. Por supuesto, hay muchas formas de lograrlo, pero el carácter panfletario de una película o la proliferación de clichés, son lo más efectivo para acabar con esa magia.
–¿Ha copiado alguna vez un modelo de vestido, un peinado, un gesto o una actitud de algún actor o actriz?
–No creo haberlo hecho conscientemente, pero por los años 80 todos nos peinábamos como Travolta en Fiebre del sábado por la noche, y teníamos un flux blanco. Desafortunadamente, las fotografías de mi graduación de bachillerato, quedaron como prueba de esto.
–¿Cuál es la película con la que más ha llorado?
–Hay dos que recuerdo muy bien: Todas las mañanas del mundo, de Alain Corneau, y “Mar Adentro” de Alejandro Amenábar.
La primera mueve por la sublime honestidad del creador frente a la naturaleza del arte. No pude evitar cuestionar mis propias posturas sobre el oficio del cine, que se debate entre el arte y el puro espectáculo.
En la segunda, Mar Adentro, de Alejandro Amenábar, me conmovió la historia que, basada en hechos reales, plantea la paradoja de exaltar la vida a través de alguien que lo que quiere es morir dignamente después de pasar 30 años condenado a una cama. Es una historia triste y hermosa. Supongo que soy un fanático de la tristeza, por lo menos en la pantalla.
–¿Cuál es la película que más lo ha hecho reír?
–No soy de risa fácil, pero recuerdo La Fiesta inolvidable, de Peter Sellers y, más recientemente, Damas en guerra (Bridesmaids). Me pongo en modo automático cuando me dispongo a ver una comedia de género y eso me permite disfrutarla.
–¿Cuál es la peor película que ha visto en su vida?
–Día de independencia, de Roland Emmerich, un remake de La guerra de los Mundos, llena de clichés y sumamente panfletaria sobre el poder norteamericano para enfrentar el mal y salvar la humanidad amenazada por unos terribles extraterrestres. Por supuesto, termina con la bandera norteamericana ondeando en la pantalla. Un enorme presupuesto y un terrible resultado.
–¿Se ha enamorado alguna vez de un actor o actriz?
–No sé si enamorado, pero Nastassja Kinski… Desde que vi Tess, de Roman Polansky, me resultó muy perturbadora durante una larga etapa.
–¿Qué parlamento de película suele citar en sus conversaciones?
–Aquí tengo que mencionar un parlamento de El Tinte de la Fama que parafrasea una cita de Truman Capote en una semblanza de Marilyn Monroe: “La vida puede ser una mierda asquerosa”, pero no hay que dejarse (agregué yo).
–¿Quiénes son la actriz y el actor que más admira en la actualidad?
–Hay muchos, pero puedo nombrar a Juliette Binoche y a Jeremy Irons. Ambos, más allá de ser excelentes actores, me parecen muy poderosos en la pantalla.
–¿A cuál actor o actriz no le encuentra ningún atractivo… a pesar de que su pareja y/o amigos insisten en que es lo máximo?
–Tom Cruise es alguien que evito ver en el cine porque es casi garantía de una película mediocre, aunque reivindico su trabajo en Nacido el 4 de julio, de Oliver Stone.
–¿Le han propuesto alguna vez que aparezca en una película?
–No me lo han propuesto. He aparecido como extra en mis películas. Porque me parece divertido y siempre, en alguna escena, hace falta un extra que no tenemos, generalmente por falta de presupuesto.
–¿A qué estrella de cine suelen decirle que se parece?
–No suelen decirme que me parezco a ninguna estrella de cine, aunque alguien que no recuerdo, me dijo que me parecía a Andy García. Por supuesto, me dio risa.
– Cuando se lleve al cine su vida…
–Creo que sería muy mala película como casi todas las biopic. Por momentos un drama y a veces una comedia, con algunas secuencias de acción. Por supuesto, sería una película muy venezolana en su estética y puesta en escena. La dirigiría Claudia Pinto, la directora de La distancia más larga. Ella es una gran amiga. Fue mi alumna en la UCAB y ahora destaca como excelente cineasta.
El actor sería Johnny Depp, que sabe moverse entre el drama y la comedia con desparpajo y parece disfrutarlo. Lo acompañarían, de manera imposible, Anthony Hopkins como mi padre e Hilda Vera como mi mamá. Mi esposa sería la mejor: Meryl Streep, y mi hija que ahora tiene 6 años, tendría que ser interpretada por varias actrices que todavía hay que descubrir en casting. En el reparto estarían Javier Barden, Ornella Mutti, Marcello Mastroianni, Mirtha Borges, Cecilia Martínez, Alberto Alifa y Nastassja Kinski.
Empieza a mis tres años, durante el terremoto de Caracas en 1967 (es mi primer recuerdo claro y con fecha precisa), mientras mi papá me saca de la casa cargado, en medio de los gritos de mi mamá. La escena cumbre sería una fiesta a mis 80 años, rodeado de nietos y jugando a “hacer una película”.
–¿Qué película está ligada a su vida?
–Una película de serie B: El monstruo de la Laguna Negra. La veía cada vez que iba con mis padres a visitar a unos amigos que tenían un proyector 16 mm en su casa. Relaciono esa película y el terror que me causaba con los buenos momentos de mi infancia junto a mi familia. En mi vida adulta, Ocho y medio, de Fellini, por razones de empatía profesional y la identificación con el personaje principal, aunque supongo que esto es un tópico para todo cineasta.
–¿Cuál es la historia que el cine nacional debe filmar cuanto antes?
–Una película coral y de estilo surrealista que sucede en un rico conjunto residencial de donde nadie puede salir (El Ángel Exterminador, de Luis Buñuel), cuyo presidente de condominio es un gran incapaz que, junto a su terrible junta corrupta y cínica, van acabando con la paz y destruyendo el edificio frente a la mirada inerte de sus habitantes, quienes están divididos y confundidos ante el gran poder de manipulación de la junta. No he pensado en el final, pero me gusta imaginar que los vecinos reaccionan para tomar el destino del condominio en sus manos y hacen justicia para retomar la convivencia, la posibilidad de mejorar y reencontrar algo de la felicidad perdida.
–¿Cuál es la única razón por la que usted no es una estrella de cine?
–Porque nunca me lo propuse.
@MilarosSocorro