Jacqueline Goldberg es escritora venezolana. Poeta, narradora, ensayista, periodista, cronista, traductora. Autora de una veintena de libros de poesía, narrativa, ensayo, testimonio, gastronomía y literatura infantil. Toda su obra poética publicada entre1986 y 2006 fue recogida en el libro “Verbos predadores”. Luego publicó “Postales negras”; y en 2013 apareció su primera novela, “Las horas claras”, ganadora del Premio Transgenérico de la Sociedad de Amigos de la Cultura Urbana. Desde hace cuatro años es directora del Festival Internacional de Cine Judío de Caracas.
–¿Qué estrella de cine persiste en su admiración desde su infancia?
–Robert Redford. De niña por que me parecía el hombre más guapo del mundo. Ahora, por su labor en la difusión del cine independiente a través del Sundance Festival.
–¿Qué clásico del cine tiene ganada una reputación injusta?
–“La naranja mecánica”, la volví a ver y su violencia es innecesaria
–¿Cuál es la película que ha visto el mayor número de veces?
–“Hiroshima mon amour”, escrita por Marguerite Duras y dirigida por Alain Renais. Eso suena culto, pero reconozco que siendo adolescente vi media docena de veces “La laguna azul” y “Fiebre del sábado por la noche”.
–¿Cuál es el mal actor (o mala actriz) cuyas interpretaciones usted, sin embargo, disfruta?
–Burt Lancaster. Sólo porque adoro “El nadador”, dirigida por Frank Perry. En cualquier película me recuerda las maravillas de aquel hombre que recorría el vecindario a través de sus piscinas.
–¿Cuál fue la última película cuya proyección abandonó antes de finalizar?
–Por un ridículo pacto conmigo misma, nunca salgo antes del fin. Jamás apago el televisor antes de que termine una película que decidí ver, salvo que me quede dormida. Pero el día que rompa ese pacto saldré de unas cuantas películas francesas.
–¿Qué es lo que en verdad no soporta en una película?
–Una temporalidad no creíble.
–¿Ha copiado alguna vez un modelo de vestido, un peinado, un gesto o una actitud de algún actor o actriz?
–Una vez desayuné como Audrey Hepburn, en “Desayuno en Tiffany’s”, frente al cristal de la óptica de mis padres en Maracaibo, con un pastelito de queso y un vaso plástico con Toddy. El vaso no tenía tapa, mis manos tiemblan, hice un desastre. Por suerte, aquello no era la joyería neoyorkina y el regaño fue leve.
–¿Cuál es la película con la que más ha llorado?
–Lloro con casi todas. Pero nunca he llorado más que con “Dumbo”.
–¿Cuál es la película que más lo ha hecho reír?
–“La cena de los idiotas”, de Francis Veber. La recuerdo particularmente porque para el día siguiente estaba programada la cesárea y me sostenía la inmensa barriga temiendo perturbar la última noche de mi hijo en su cueva.
–¿Cuál es la peor película que ha visto en su vida?
–“Sex in the city”. La primera. No fui obligada y para colmo vi la segunda en televisión.
–¿Se ha enamorado alguna vez de un actor o actriz?
De muchos. Enamoramientos rápidamente sustituidos por otros. Solo perdura Robert Redford.
–¿Qué parlamento de película suele citar en sus conversaciones?
–No lo cito, pero recuerdo el de “Hiroshima mon amour”, cuando ella dice: “Igual que tú, estoy dotada de memoria. Y conozco el olvido”.
–¿Quiénes son la actriz y el actor que más admira en la actualidad?
–El cine es hoy un gentío, confundo nombres y rostros. Me encanta Geoffrey Rush, serio, inteligente. Y Daniel Brühl.
–¿A cuál actor o actriz no le encuentra ningún atractivo… a pesar de que su pareja y/o amigos insisten en que es lo máximo?
–Scarlett Johansson, pero creo que es envidia.
–¿Le han propuesto alguna vez que aparezca en una película?
–Si vale un video, confieso haber aparecido en uno de Kiara y en otro de Cardenales del Éxito, cuando mi hermano era director de videos en Venezuela. Por suerte, nadie me reconocería.
–¿A qué estrella de cine suelen decirle que se parece?
–A Edna Moda, enana diseñadora de moda de la película animada “Los increíbles”.
–Cuando se lleve al cine su vida…
–Quisiera una película sin personajes, solo un recorrido por paisajes o por cielos desde un avión. Que se parezca a “Cesarée”, de Marguerite Duras. Que dirija ella. Un imposible, pues. Por fortuna no existirá esa película.
–¿Qué película está ligada a su vida?
–“Hiroshima mon amour”. Es el lugar de la destrucción. A la que vuelvo tras cualquier catástrofe, real o imaginaria, vasta o íntima. Soy monotemática.
–¿Cuál es la historia que el cine nacional debe filmar cuanto antes?
–La de una intimidad emocional y poética, sin culpas sociales.
–¿Cuál es la única razón por la que usted no es una estrella de cine?
–Por mi tartamudeo. Pero podría superarlo o hacer de tartamuda. Estoy esperando que me descubran.
–¿Escribiría una película? (añadido de la entrevistada)
Si, claro. Sueño con ello, aunque no tengo idea de cómo hacerlo.
@MilagrosSocorro
Comparto con Jacqueline Goldberg el deseo de ver una película venezolana sobre «una intimidad emocional y poética, sin culpas sociales.»