Milagros Socorro
Hace unos días el canciller Nicolás Maduro quiso provocar a Henrique Capriles Radonski refiriéndose a él con el epíteto de mariconsón. Como es su costumbre, el candidato de la Unidad Democrática ni se sintió aludido ni se distrajo de su campaña, con lo que el antiguo conductor de autobuses quedó solo, lanzando puñetazos a su sombra. Pero el asunto no paró allí. Una parte del país tomó nota del hecho de que el léxico de Maduro ha sido penetrado por el ocupante cubano, que es quien usa la palabra mariconsón, ausente en el dialecto de Venezuela donde el machismo tiene su propia jerga. Continúa leyendo «Dejarse penetrar»