«Caracas, ciudad de despedidas»

Milagros Socorro

He visto “Caracas, ciudad de despedidas”, de Ivanna Chávez y Javier Pita. Lo he visto solo una vez, como un deber periodístico. Y me gustó. Me conmovió el coraje de esos muchachos al presentarse sin máscaras, sin lecciones aprendidas, solo con sus emociones, que, como diría Leibniz, son imperfecciones.

Creo que Ivanna Chávez y Javier Pita están a las puertas de una interesante carrera de cineastas. Han comenzado con una cinta que tiene un tono propio al tiempo que una provocadora falta de perspectiva propia. Es evidente que nunca se propusieron demostrar una hipótesis sino ofrecer unos apuntes de un estado del alma. Estado del alma que unos se atreven a mostrar en toda su confusión y muchos se empeñan en ocultar, a veces parapetándose en una pila de piedras, listas para arrojar a quien enseña sus emociones, ese estadio inferior de la vida intelectual.

Aprecio especialmente que Chávez y Pita se hayan sustraído de la tendencia dominante y anden a su aire. Mientras Michael Moore, por poner un ejemplo muy notorio, se hizo millonario y célebre haciendo documentales en los que insultaba a Bush, los directores de “Caracas, ciudad…” han tenido la suficiente independencia de criterios para no arroparse en la polarización, que, de seguro, les hubiera dado buenos dividendos. No hay nadie ensalzado, no hay nadie escarnecido. Solo un puñado de adolescentes que en ningún momento se propusieron impresionar a nadie, ni convertirse en líderes de ningún movimiento, ni voceros de ningún colectivo.

En la película parece haber una falta de narrador. Los testimonios quedan en una deriva, una aparente falta de propósito; y los testimoniantes están ahí, dando palos de ciego. A ver si logran redondear una idea, pero sin apremios porque no tienen interlocución. Por lo menos, no tienen una interlocución autoritaria, que los premie cuando dicen lo que se espera de ellos o les den con un palo cuando se ponen a hablar por la tapa de la barriga. No hay allí un polo de conciencia que exija economía de recursos y claridad en las expresiones. Los testimoniantes no le hablan a un cineasta, ni siquiera a un entrevistador, sino a una instancia difusa.

Es una serie de monólogos que no se ve limitada por la edición, esto es, por la cartografía personal del realizador. Es como si la película no estuviera regida por una voluntad autoral o política sino que fuera una aventura audiovisual librada al azar, que en este caso específico consistió en el azar de un grupo de adolescentes que, pese a su torpeza de léxico, están diciendo cosas que apelan con mucha fuerza al colectivo. Nos están diciendo dos cosas: tengo muchas razones para que abandonar mi país y tengo muy pocas herramientas intelectuales para hacer el inventario de las razones. De allí que los motivos reales y perentorios que han empujado a estos –y a tantos otros muchachos- a la emigración quedan desdibujados por su incapacidad para nombrarlos.

Es sabido que el documental no es la reproducción de la realidad, sino una mirada de ella. No cualquier mirada. Es una perspectiva profesional, con una clara orientación ética y estética. Es, pues, una mirada informada, emplazada en un determinado lugar político, que organiza imágenes y sonidos para sustentar una tesis. En “Caracas, ciudad de despedida”, esta mirada es parpadeante. No parece comprometida con una tesis. Da la impresión de que la película se trata de unos adolescentes abrumados por una sociedad violenta y en franca degradación, que los ha convertido en entes balbuceantes, incapaces de expresar con nitidez su propia circunstancia.

Esto obedece a que el guión no contempla la intervención de “voces autorizadas”, esto es, de sociólogos, demógrafos, estadistas o sicólogos que analizaran el fenómeno y lo presentaran en su dimensión objetiva, con datos que le aportaran consistencia al relato cinematográfico. No habiendo esto, la película carece de tensión como ocurriría con una banda que careciera de bajo.

Sin embargo, aún a pesar de sus carencias discursivas, los testimoniantes logran aludir a asuntos muy cruciales y dolorosas, que su generación ha debido enfrentar, como es el hecho de que las constantes “fiestas de despedidas” hayan devenido ritual social que debe aceptarse como algo positivo aunque simbolice un hecho negativo, cual es la separación de los amigos y de las familias.

No menos dramática es la declaración de otro testimoniante que, al tratar de recortarse una identidad citadina dice que él no es ni siquiera caraqueño, pese -es lo que entendemos- a haber crecido en esta ciudad. “Yo soy”, dice “del este del este…”, en certera referencia a la segmentación que viven los habitantes de Caracas, en su mayoría forzados a permanecer en guetos dentro de la propia urbe por diversas razones, entre las que resalta la inseguridad ciudadana. En su necesidad de expresar la molestia que le produce esa limitación de movimientos y lo reducido del espacio que le ha quedado para hacer su vida, el joven enfatiza: él no es ni siquiera de un punto cardinal de la ciudad sino del fragmento de uno de esos cuadrantes.

En mis 30 años de ejercicio del periodismo, he encontrado muy pocos entrevistados cuyos juicios y argumentos no se vean favorecidos con la edición. En mi trabajo, he optado por hacer una interpretación de lo que me han dicho los entrevistados, partiendo de lo que sé –o entiendo- que me han querido decir, haciendo para ello muchas preguntas y repreguntas hasta estar segura de la intención que han tenido los entrevistados al decirme tal o cual cosa. Incluso el hablante más inteligente, culto, formado y alerta con lo que dice, puede incurrir en gazapos o francas tonterías si se trascribe literalmente lo que dice, puesto que hay grandes diferencias entre el lenguaje oral y el escrito. Por eso, siempre he procurado escribir de tal manera que no traicione lo que se me ha dicho. En “Caracas, ciudad de despedidas” no hay edición, esa omisión piadosa de la que tantos entrevistados se benefician, tanto en la prensa como en la radio y en la televisión (puesto que hay edición también cuando el entrevistador corta de cuajo el flujo de conciencia cuando desbarra hacia lo insustancial, e introduce una pregunta o comentario que aporta interés al diálogo y fuerza al relato).

La pregunta que debemos hacernos es si el país tiene un discurso estructurado y serio para esta gente, tanto los que se fueron como los que quieren irse y los que secretamente cada tanto tiempo fantaseamos con un lugar, al pie de una biblioteca, donde pudiéramos trabajar con tranquilidad y luego salir a dar una caminata sin que nos roben, violen o maten. Los adultos, los planificadores, los políticos, la dirigencia, ¿tiene una respuesta menos balbuceante frente a la tentación del extrañamiento?

El punto es que el documental logra introducirnos en una realidad laberíntica: hay miles de jóvenes venezolanos que se han marchado ya del país buscando mejores perspectivas de futuro; y hay otros miles que contemplan hacer lo mismo. Cuántos son, cuál es el impacto demográfico para nuestra sociedad, cuánto le cuesta a la república esa salida de gente joven en cuya salud y educación se ha invertido, eso no lo dice el documental. Ni se lo plantea. Lo que nos deja ver es un conjunto de muchachos que rasguñan un asunto muy serio, muy acuciante y doloroso, con una especie de pereza de habla. No es una película de reflexiones sino de emociones.

Pero resulta que el mundo contemporáneo ha sido sometido a niveles muy altos de emocionalidad audiovisual. Hemos visto gente muriendo en pantalla, madres llorando a gritos sobre el cadáver tibio del hijo abatido… en los mismos días en que circuló “Caracas, ciudad…” vimos al Presidente llorando en cadena nacional al mencionar el tratamiento que está recibiendo por padecer de una terrible enfermedad. Frente a eso, qué son las torpes declaraciones de unos muchachitos que quieren ponerse fuera del alcance del hampa, de los atracos, de los secuestros, de las dificultades de una ciudad a medio construir (en realidad, a medio destruir). Son calificados de frívolos porque los horrores que temen –y por lo que quieren ir a la emigración- no han ocurrido todavía. Sus problemas son, pues, baratos, comparados con el drama de un hombre en la flor de la edad y en la cúspide del poder, que ve cómo su vida se le escurre sin remedio.

Para concluir: “Caracas, ciudad de despedidas” nos pone frente al hecho de que muchos jóvenes venezolanos no ven en su país una posibilidad cierta de desarrollo. Ni siquiera de vida, con calidad o sin ella. Eso es terrible. Y la película lo muestra. Como también nos pone delante la realidad incontrovertible de que las familias, la escuela y los medios de comunicación no hemos dado a nuestros hijos, alumnos y audiencia las herramientas mínimas para expresarse. Eso queda claro en los protagonistas del documental y, sobre todo, en muchos de los comentaristas de las redes sociales, que se apresuraron a enredarse en lo más insustancial de este asunto, eso sí, con un léxico y una ortografía calamitosos. Y lo peor, un tono tan fuertemente impregnado de envidia y prejuicios que no podemos sino ver que mientras unos se marchan al extranjeros, muchos otros se exilian en el resentimiento y la superficialidad.

Publicado en CodigoVenezuela.com el 5 de mayo de 2012

15 comentarios en “«Caracas, ciudad de despedidas»

  1. Brillante tu análisis, Milagros. Coincido totalmente con tus argumentos. Siento, sin embargo, que estamos sobreanalizando esta pieza, aún cuando, como dices, toca fibras muy sensibles del sentir colectivo. Por otra parte siento que el cortometraje (no sé si sea correcto llamarle «película») pone en evidencia algo mucho más trágico: que no somos capaces de construir o integrarnos alrededor de un ethos colectivo (o mucho peor, que no lo tenemos, que no existe). El desconocimiento de la «otredad» es un asunto serio y preocupante, y eso salta a la vista en el video. Lo bueno, a pesar de todo, es que estamos hablando de estas cosas. ¡Gracias mil por esta tremenda contribución, Milagros! Creo que ha sido el mejor artículo que he leído hasta ahora sobre el tema.

  2. Leer la primera línea del artículo y no querer seguir. ¿ Cómo puede una persona conmoverse al ver jóvenes adultos destrozando la lengua, aún cuando se presume que han podido tener acceso a cierta educación? ¿Cómo puede conmoverse la autora cuando una venezolana habla de venezolanos en una especie de tercera persona, como si ella súbitamente es danesa, donde se excluye a sí misma mientras pinta a un país de un sólo color, y por no vivir en una ciudad que no es como ella la sueña? ¿Cómo puede la utora de este artículo hablar de valentía cuando las ideas no llegan ni a estar bien concebidas? ¿Valentía de balbucear? Cualquiera puede espetar ideas pobres. Muy bien que expresen sus emociones, pero la emoción está directamente unida el pensamiento y al conjunto de conceptos que se van acumulando… En fin… Interesante ver con qué se identifica cada quien.

  3. Bueno, pienso que la autora del artículo quiso, más que defender al vídeo, fue mostrar un análisis diferente. Considero que es una realidad latente en la mente y en el corazón de cierta parte de diferentes clases sociales, este tipo de pensamientos expresados en el vídeo. Para nadie es un secreto que muchas de las cosas que dijeron estos muchachos son el sentir de muchísima gente y ciertamente nadie las dice, por lo menos no en público, tal vez para no echar más leña al fuego a una sociedad ya bastante polarizada y con tanta falta de identidad.
    Creo que también es cierto que no hay mucho más que analizar sobre el vídeo en sí, como bien lo expresa el amigo Daniel Mora. Sin embargo, muestra, de manera tal vez muy balbuceante y muy banal(ni hablar de lo banal de algunas de sus razones para emigrar), el sentir de mucha gente. Tal vez no sea lo que queremos oír, ni el mensaje que debemos difundir como sociedad, pero estas son señales que se lanzan de cosas que están allí, que con descalificarlas o no mencionarlas no van desaparecer, sino que hay que entender que tenemos un gran reto por delante como venezolanos, que hay que hacer que gente como estos muchachos se les brinde mejores posibilidades de empleo, seguridad personal, apego a lo propio, valores nacionales, mejor educación etc. Esto para que la gente joven y todos, en general, quieran quedarse y amen tanto a este país como muchos lo amamos con todos sus defectos y virtudes.

  4. Muy buen articulo. El video refleja el sentir de un gran sector de poblacion por una realidad estan viviendo, despedidas y mas despedidas, por mil diversas razones , pero son una realidad se vive a diario en la juventud venezolana.
    Que las razones expuestas en el video sean validas o no, que los protagonistas del video no se expresaban bien o no supieron trasmitir mejor,que los que no se pueden ir o no se quieren ir consideren vanales sus motivos y los tilden de que son bobos , sifrinos, que opinen que toda la juventud venezolana que se va es asi, es lo de menosn,lo importante es que es un hecho comunicacional, se ha estado discutiendo , se sigue discutiendo y es una realdad social se esta viviendo y el que la niegue y trate de eclipsar con cualquier excusa esta errado.
    Caracas es una ciudad de despedidas desde hace mucho tiempo pero hoy en dia esta en todos los estratos sociales y etarios y ya se podria decir venezuela es un pais de despedida.

  5. No estoy en contra de esos jóvenes, mas para mi el problema deriva de sus argumentos (o la falta de ellos). Coincido con el Señor Emiliano Barragán-Geant: más allá de la expresión de emociones, al ver el video llama a la reflexión el hecho de tratarse de jóvenes en situación privilegiada, aventajados por poder ¿estudiar? en instituciones académicas de prestigio y calidad, según pudiese pensarse por la calidad de los pensa y planteles académicos. Evidentemente, la instrucción allí recibida no ha contribuido mucho a su formación intelectual. De ahí lo vacío y superficial de sus argumentos.
    En lo personal, me parece triste ver que quienes tienen mayor responsabilidad en la construcción de la sociedad venezolana del futuro (y, por qué no, del presente), renuncian al esfuerzo de lograr influir un cambio, por recibir la comodidad y «una mejor calidad de vida» ganada por esfuerzo ajeno, y definida por indicadores superfluos (como el poder salir a rumbear a las 3 de la mañana – cosa que también hacen aquí, según el más oriental de los chamos). El único argumento coherente de los entrevistados, con el cual me identifico plenamente, es el del hecho que hay que modificar radicalmente la educación en todos los niveles, y -añado- reforzar especialmente la formación familiar. De resto, si lo que los autores quieren es generar simpatía, por lo menos transmitan el mensaje de una forma que sea convincente, más en un país tan polarizado, con tanto resentimiento social, y con una brecha social tan grande.
    También creo conveniente destacar -y en ello difiero con la Señora Socorro, que, al leer el comunicado de prensa de los realizadores, se nota que su postura dista mucho de ser unos simples cronistas ad hoc, mas bien, ellos asumen, en forma nada imparcial los argumentos planteados por sus protagonistas, defiendéndolos como propios.
    Mi conclusión personal: en lugar de ser un relato documental desde la espontaneidad de un grupo particular, se nota que fue un ejercicio creativo que no estuvo adecuadamente planificado (o MUY improvisado), y que produjo decepción entre sus participantes, siendo aplaudido por sus iguales, sin recibir la respuesta esperada de un público multipolar. Un buen creador celebra y aprende de sus éxitos, pero también da la cara y asume la responsabilidad consciente ante sus fracasos.
    Por lo menos sí lograron algo, y muy bien: estar en boca de todos. Por lo menos por un rato.

    PD: no soy Chavista. Mucho menos crítico de cine. Sólo soy un profesional de 35 años, que ha vivido la realidad de Caracas y de Venezuela de diferentes maneras, y desde una posición no tan privilegiada como los jóvenes del este redundante. También respeto a quien tenga razones válidas para irse, yo mismo lo llegué a pensar a veces. Pero aquí estoy, y eso es otra historia.

  6. Es un argumento del sentir juvenil (actual) más alla del estatus social de estos chicos y del vocablo que hoy dia utilizan es una realidad latente que enfretamos los venezolanos.
    Es lamentable tener que decir ¡te quiero pero me alejo de ti!.
    Venezuela es un país de crecimiento donde no solo somos reconocidos por mujeres bellas y el petróleo, ya se habla de formula1, futbol entre otos…..

    Es el 1ero. con mayor crecimiento de natalidad en adolescentes de 15 a 18 años en la america latina y el 3ero. con mayor indice de delincuencia.

  7. País de despedidas
    Jorge Ramírez Fernández

    Jueves, 17 de mayo de 2012

    La polémica originada por el video documental “Caracas, ciudad de despedidas” retrata fielmente al pobre país en que nos hemos convertido. Aun cuando, es lamentable la escasa capacidad de expresarse en forma clara y coherente de jóvenes que, con total seguridad han tenido y tienen la oportunidad de estudiar en instituciones de prestigio, y que igualmente manejan desde su mas tierna infancia las más modernas herramientas de comunicación que la tecnología ha creado; no quedan dudas del fondo de lo que quieren decir.

    El país de violencia e inseguridad en que se ha transformado Venezuela, donde el obtener éxito profesional o económico se convierte en elemento que aumenta ostensiblemente el riesgo de ser secuestrado, atracado, escarnecido, insultado y asesinado. Y claro, un país donde los ministros mas importantes han sido señalados de estar inmersos en el mundo del narcotráfico, sin que ello motive la más mínima investigación es un país que se fue a la mierda.

    Cuando vemos que policías activos se dedican a cometer toda clase de delitos con total impunidad, y que sólo cuando las víctimas son personajes de notoriedad insoslayable, son procesados los responsables, quienes disfrutan de todas las comodidades posibles.

    En Anzoátegui acabamos de conocer el caso de un taxista que fue secuestrado y asesinado por ex policías que se encontraban arrestados en la Comandancia General de la Policía Estadal, y se les permitía salir a cometer fechorías, sin que hasta ahora tengamos noticias de que se haya responsabilizado a alguien por esta irregularidad. Seguramente el Gobernador Tarek W. Saab está demasiado ocupado en el gimnasio como para ocuparse de darle a los ciudadanos una explicación.

    Hay demasiados elementos para discutir largamente sobre las motivaciones que tienen los jóvenes para desear irse lo mas lejos posible de Venezuela, Y no las bobaliconas burlas del caricaturesco presentador del programa de Venezolana de Televisión que pretendió ridiculizar a los jóvenes que se expresan en el video. Lógicamente, a nadie del gobierno le interesa que esos temas se discutan públicamente. La cloaca en que ellos se desenvuelven ha convertido a Venezuela en un país de despedidas.

    jorgeramirezfernandez@hotmail.com

  8. muy bueno el análisis, coincido plenamente con ello. Lo expresado en este artículo es como una isla refugio para el que quiere escapar de la tormenta de envidias y prejuicios que afecta al país.

  9. Sin duda el documental es algo increíble con el que estamos de cuerdo todos los opositores. Juventud opositora con importantes valores, Caracas sin tierruos, que se pueda emparrandar uno hasta el amanecer, criticándola sin haber salido del este del este, o como dijo una de las delicadas muchachas por la ventana de su vehículo: Es una mierda. Solo gente inteligente, pensante y decente, como esta Milagros Socorro pudo darse cuenta. Gracias, ahora siento que me iría mas demasiado.

  10. El cortometraje nos muestra una realidad que esta perturbando a una generación de jovenes, por otra parte los opinadores politicos de la «robolución» salieron al paso de inmediato, como en defensa de algo que los podia afectar, y picaron alante por si las moscas, y es eso precisamente lo que me llamo la atención, mas que el video mismo, que lo vi despues, fue tal la arremetida que hasta el presidente «misssmo» se burlara, el Mario Silva ni hablar, muy pero muy mediocre, y el otro de el calvo de las tardes, uno no sabe ahora cual es peor si el de la tarde o el de la nocche, y ellos juran que se la estan comiendo con sus comentarios politicos parcializados, vulgares, llenos de frases mas que comunes, en fin, pero la realidad esta ahí y los jovenes simplemente lo que hicieron fue asomarla, se ha ido un gentio, que no son pocos, Caracas se nos ha convertido en una ciudad de despedidas, el titulo es 100% real, eso acontece, pero porque los jovenes estan emigandro de Venezuela, las razones son multiples, pero la que mas pesa es la de la INSEGURIDAD, cuando la joven grita «esto es una mierda» le grita mierda a los incapaces dirigentes que no pueden controlar a los delicuentes, ministros de mierda van y ministros de mierad vienen, y nadie puede con el hampa, pero es que no pueden y se les dificulta controlar a los que estan presos, para muestra los «pranes» El Presidente nos dice que tuvo que negociar con los «pranes» y este no negocia con jovenes estudiantes, entonces eso es una «mierda», asi de simple y claro es el mensaje que nos envian. Otra razon, es que no puedo disfrutar de la ciudad, otro joven dice naci en Caracas, pero soy «del este del este», porque no puedo ir a disfrutar del Centro de Caracas y estar hasta las 7pm, como en todas partes del mundo, por la INSEGURIDAD, y de quien es la culpa que, muchos jovenes universitarios, sus padres les prohiban salir, por el temor, el miedo que hay con la INSEGURIDAD, y de quien es la culpa que la INSEGURIDAD este destada, del GOBIERNO, DE LOS MINISTROS Y POR SUPUESTO DE CHAVEZ, este ultimo trato de vender la ideaa de que eso era una simple sensacion, sensacion brutal y desgarradora que se lleva la vida de mas de CIEN VENEZOLANOS POR FIN DE SEMANA, eso en si es una MIERDA, Ciudad que no puede caer una lluvia, porque colapsa y tranca totalmente, porque los responsables se cojieron los reales, si no preguntenle a pai-papi que paso con el dinero de la limpieza de la quebrada que colapso la autopista del este, o la libertador en la parte de abajo, o la salida de la cota mil en Mariperez, o la Guaira, o Guarenas, etc. etc. eso es una «MIERDA» y asi con los diferentes puntos de vista que se vierten en el video CARACAS CIUDADA DE DESPEDIDAS, ahora nadie de los opinadores se detuvo a ver si habia algo de cierto en la opinion de esos jovenes, solo que hay que atacarlos, para que mi Comandante Presiente no sufra un nuevo reves mas, para concluir, me parece oportuno, decirle a estos Jovenes, que afortunadamente SI HAY UN CAMNIO, que ese camino se llega el 7 de Octubre con CAPRIELS RADONSKI PRESIDENTE, y volver a tener una CARACAS DE ENCUENTROS. sugiero al Candiato explotar este tema que tiene bastante punta.

  11. Excelente artículo. Como dicen las reseñas americanas: TWO THUMBS UP!
    Leer tus artículos me hace recordar con enorme justicia aquel verso de la Nanas de la Cebolla que bellisimamente musicalizara el joven Serrat: «Cuando en la dentadura sientas un arma…». Como artista visual repatriado en mi país despues de 25 de ausencia desde Varsovia y las primeras manifestaciones de Solidarnosc (me cabe el orgullo de ser el único villacurano que presenciara y manifestara en esa gesta) hasta el México en los albores de Felipe Calderón, he encontrado en tu pluma y claridad cartesiana un aliento extraordinario para seguir con denuedo esgrimiendo mis pinceles como armas. Que Dios te bendiga y larga salud y éxitos para ti y los tuyos.

  12. Hola milagros. Espero estes bien me parece muy completo el analisis del video yo tambien lo vi y la primera impresion q me dio fue…q ciertamente no saben como expresarse pero es triste q muchos jovenes estemos abrumados con problemas como la delincuencia en el pais. Saludos

  13. Es triste ver como la juventud del pais hable asi, pero es la realidad tengo un chamo de 18 que desde niño simepre me ha dicho que se va del pais, q se gradua y se va a vivir a Bogota, viendo el video hay un joven de ellos q dice la realidad, me voy porq quiero una mejor calidad de vida y eso es la meta de cualquier ser humano, estudiar, trabajar para poder vivir con la calidad de vida que cada quien se merece, eso se ha perdido aqui en Venezuela, la gente se acostumbro a que le den todo a cambio de nada, hacer colas para comprar comidad barata (mercal), mientras haya comida barata no importa los muertos semanales, el deterioro de los hospitales, la mediocridad en la educación,etc etc etc, es triste pero como q es la unica salida q tiene la juventud en mi pais

  14. Realmente Caracas Ciudad de Despedías a nivel técnico esta muy muy bien Elaborado, sin duda alguna, y si exponen una realidad que vivimos como jóvenes mayormente en el país,en todo lo cotidiano de nuestra vida, pero pienso también que a pesar de que son ciertas las criticas, dar tu cara y no tener unos argumentos mejores expuestos para esa gran idea, es una tontería. Muchos dices cosas ciertas, pero vuelvo y repito debieron expresar mejor sus argumentos y no quedar como quedaron, como unos niñitos sifrinos como muchos dicen y atacan.

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