Milagros Socorro.- Luis Fayad es escritor colombiano. Narrador, periodista, dramaturgo, traductor, guionista de radio y televisión. Su novelística incluye: Los parientes de Ester (1978), Compañeros de viaje (1991), La caída de los puntos cardinales (2000), Testamento de un hombre de negocios (2004). Su narrativa corta: La carta del futuro (1993), El regreso de los ecos (1993), Un espejo después (1995), Los sonidos del fuego (1968), Olor de lluvia (1974) y Una lección de la vida (1984).
–¿Qué estrella de cine persiste en su admiración desde su infancia?
–Me decido por Errol Flynn. Tengo presente su figura en movimiento, con los brazos abiertos, siempre dispuesto a la aventura. De joven supe que en su vida real también amaba la aventura, el riesgo, que tenía alma de aventurero. También después me di cuenta de que sus películas hacen trivial el drama profundo del amor de las novelas en que están basadas, como las de Emilio Salgari, pero él era Errol Flynn.
–¿Qué clásico del cine tiene ganada una reputación injusta?
–Uno que no me disgusta del todo, Fellini. Lo que más me disgusta es pensar en que cada película de él había que verla como un acto cultural y callarse las mínimas observaciones desfavorables.
–¿Cuál es la película que ha visto el mayor número de veces?
–“Irma la dulce”. Me sonrío y siento ternura durante toda la película, me gusta lo que me hace sentir.
–¿Cuál es el mal actor (o mala actriz) cuyas interpretaciones usted, sin embargo, disfruta?
–Charles Chaplin. Él se rodeó de excelentes actores secundarios y el tema de sus películas es muy bueno, pero muchas veces sus actuaciones llegan a ser grotescas.
–¿Cuál fue la última película cuya proyección abandonó antes de finalizar?
–De ninguna en especial y de muchas, pero no porque me parecieran malas o me aburrieran. De joven iba todos los días con un primo a lo que se llama cines dobles, en los que pasan dos películas y uno puede entrar y salir a cualquier hora. Entrábamos en la sala, veíamos una película entera, una parte de la otra y salíamos a tomar café y era frecuente que volviéramos a entrar a otra sala de cine doble.
–¿Qué es lo que en verdad no soporta en una película?
–El abuso de las tomas largas de los actores extras y de las decoraciones, interiores o exteriores, que ocupan la atención del espectador y le hacen creer que hacen parte de la trama de la película. Un extra que camina detrás de los personajes y da la impresión de que va a decirles algo o que va a asaltarlos y la toma esteticista de un florero que parece esconder un micrófono de espionaje o que va a servir para romperle a alguien la cabeza.
–¿Ha copiado alguna vez un modelo de vestido, un peinado, un gesto o una actitud de algún actor o actriz?
–No, siempre me he distanciado de actores y actrices, me acerco a los personajes que interpretan.
–¿Cuál es la película con la que más ha llorado?
–No he llorado viendo ninguna película, pero en muchas siento que se me oprime el corazón. Me acuerdo, entre otras, de “Nikita”, de Luc Besson, con un excelente reparto de actores. Mientras la veía, la compasión por el personaje me hizo decirme varias veces: “dan ganas de llorar”. No me sentí capaz de verla otra vez.
–¿Cuál es la película que más lo ha hecho reír?
–Cuando yo era niño, uno de mis tíos nos llevó a uno de sus hijos y a mí a ver una película de Stan Laurel y Oliver Hardy. Estaba compuesta de trozos de varias de sus películas y de título le pusieron “El gordo y el flaco”. La presentaban en una sala de reposición. Los niños nos reímos mucho durante la película, pero lo que más recuerdo son las carcajadas de mi tío, yo me reía de las aventuras del gordo y el flaco y de las carcajadas de mi tío, es con la película que más me he reído.
–¿Cuál es la peor película que ha visto en su vida?
–Puedo ser injusto con lo que recuerde. Cuando iba a las salas de cine doble vi una película de la Segunda Guerra Mundial con Frank Sinatra, no recuerdo cómo se llamaba, cuando salí me dije: “Es la película más mala que he visto en mi vida”.
–¿Se ha enamorado alguna vez de un actor o actriz?
–En mis tiempos de muchacho Sofía Loren era la novia de todos. Yo vivía enamorado de Sofía Loren y ansiaba tener una novia que se pareciera a ella.
–¿Qué parlamento de película suele citar en sus conversaciones?
–Conozco una frase que no sé si es un proverbio universal pero yo la oí en una película que trata de la ruina de un aristócrata. El aristócrata ayuda a acomodarle el abrigo a un sargento de la policía y cuando el sargento turbado se deshace en agradecimientos y reverencias el aristócrata le dice: “Tranquilícese, sargento, atender a los amigos solo les ofende a los criados”. No suelo citar esa frase pero no la olvido.
–¿Quiénes son la actriz y el actor que más admira en la actualidad?
–Steve Buscemi. Con la aparición de Steve Buscemi en la pantalla la concepción del actor principal en el cine cambió mucho, su aspecto y los papeles que desempeña dieron más posibilidades de contratar otra clase de actores. Como espectador yo no me identifico con el personaje, no quiero ser él pero tampoco lo rechazo, no lo veo como al personaje desagradable de la película ni como al héroe que el espectador defiende, lo veo como al gran actor al que cada papel parece haber sido creado para él.
–¿A cuál actor o actriz no le encuentra ningún atractivo… a pesar de que su pareja y/o amigos insisten en que es lo máximo?
–A Woody Allen, aunque no es que no le encuentre ningún atractivo. Me parece demasiado meloso cuando trata de convencernos de la ingenuidad de un personaje, de una inocencia que está de acuerdo con las normas de las instituciones de su país. Él da por hecho que el espectador está de acuerdo con su alma buena. En una película interpreta el papel de un hombre rico, casado con una mujer bella con quien vive en el mejor edificio de Manhattan, y los espectadores tienen que aguantarlo media hora con su cara en primer plano contándoles de sus problemas de neurótico.
–¿Le han propuesto alguna vez que aparezca en una película?
–No sólo me lo han propuesto, me lo han suplicado, los estudiantes de la Academia de Cine de Berlín, que no tienen para pagar actores. Les he servido de actor extra, una vez sentado en una mesa de una cafetería tomando café, el pago fue la taza de café, otra vez entre un grupo de transeúntes que se caen al suelo, se me ensució la chaqueta pero nadie se dio cuenta, y otra vez en una noche de invierno a la intemperie tratando de calentarme las manos con una fogata hecha de periódicos, llegué a mi casa con los pies helados. Pero gocé en todas las actuaciones viendo el aparataje de cámaras, micrófonos y cables y al grupo de técnicos.
–¿A qué estrella de cine suelen decirle que se parece?
–No me lo han dicho siquiera una vez, pero de jovencito, entre un grupo de amigos, uno de ellos me miró y dijo: “Este no se parece en nada a Alain Delon”.
–Cuando se lleve al cine su vida…
–¿Y de dónde puede suponerse que mi vida se llevará al cine? Yo no iría a ver esa película. Pero para responder a la pregunta me gustaría que fuera una tragicomedia, que la dirigiera Jim Jarmusch, que actuaran Jack Lemmon y Lauren Bacall y que empezara con lo que sería el momento cumbre, cuando conocí a Charo, la que es mi esposa.
–¿Qué película está ligada a su vida (por cualquier motivo)?
–“Rashomon”, porque fue la primera película que Charo y yo vimos juntos.
–¿Cuál es la historia que el cine nacional debe filmar cuanto antes?
–No creo que haya ninguna historia que se deba filmar cuanto antes, temas hay por montones en cualquier parte del mundo sin que sea urgente filmarlos.
–¿Cuál es la única razón por la que usted no es una estrella de cine?
–Porque nunca me dieron ganas de ser una estrella de cine.
@MilagrosSocorro