Clément Thibaud, historiador francés

  Milagros Socorro

-¿Cómo es que se interesó en el asunto llanero?

-Empecé por una maestría en Bolivia y quería estudiar un poco más. Había un tema muy importante que no había sido tocado, que era el tema de los ejércitos, de la indiferencia tanto en Colombia como en Venezuela. Sí es cierto que hubo muchos artículos sobre la “historia batalla”, un ensanchamiento de los héroes, pero nunca hubo una historia socio-política de los ejércitos no sólo del Libertador sino también de las primera juntas y los ejércitos en Colombia a partir de 1810 hasta1815. Apartir de algunas hojas de servicio que existen en el archivo de Bogotá y también en el archivo de Caracas pude hacer un estudio más cuantitativo de los soldados, de las personas, de los militares que conformaron esos ejércitos de los patriotas, no sólo llaneros. También tuve que tocar un poco de los ejércitos de Boves y realistas. Fue una larga investigación de siete años para conseguir el doctorado enLa Sorbona.

-¿A lo largo de esta investigación encontró que el guerrero llanero tenía unas especificidades propias?

-Mi tesis es un poco distinta. Mi tema sería replantear un poco el tema del llanero y de los llanos, digamos que la imagen que se tiene de los llanos de un espacio bastante anómico, donde no hay leyes, un espacio liso, muy poco institucionalizado, con pocos pueblos, pocas misiones, donde hay una especie de bandidaje endémico y a partir de esta imagen que se tiene en la historiografía, se construye un relato de la guerra en los llanos como un mito. Mi punto de partida es deconstruir esta imagen de los llanos como espacio anómico, para ver cómo estaba conformada realmente la sociedad llanera. En la historiografía tradicional, como en la historia patria, también la historia oficial, parece que no hubo sociedad entre los llanos, fue una sociedad de frontera, muy violenta, muy poco integrada al espacio de la costa y a partir de eso, no se puede entender muy bien lo que pasó después, durante la independencia, pero quise mirar muy detenidamente los archivos en Colombia, en Venezuela y también en España que cuenta, a partir de los patrones de muchos archivos, que este espacio estaba bien integrado al resto del país y dela Capitanía General, que había como doscientas mil personas que vivían en los llanos, que había más pueblos en los llanos que en la costa y que el espacio llanero era bastante tradicional, una sociedad de frontera, pero también muy tradicional, donde había pueblos, instituciones coloniales bastante fuertes y arraigadas, había cantidad de misiones, pero también especificidades particulares, por ejemplo, la casi ausencia de propiedad, es decir, la propiedad no era importante sino el acceso al ganado, a las vacas, que eran más o menos libres en los llanos y eso está muy ligado a la identidad del llanero de entonces, de la colonia. El llanero es un vaquero que vive en un conuco o en un pueblo, pero también que tiene ese estilo de vida muy de cazador, él va a cazar las reses, entonces tiene una disposición a una vida violenta, pero no es violento. Yo creo que la imagen de los llanos como un espacio solamente de contrabando, de violencia, es falsa. Si se hace una pequeña historia de la delincuencia, uno se da cuenta que las cuadrillas que vagaban por los llanos cogían cuatro cuatreros por ahí, cuatro  bandidos por allá, pero no tantos. Intenté replantear esta imagen de los llanos durante la época colonial, para saber, para ver y mostrar que esta imagen tiene su origen en la situación que hubo después, que tuvo lugar después de la independencia y no antes. Así la figura del llanero se transforma, si este espacio no fue anómico, violento, pero que sí volvió violento a lo largo de la guerra. Quiero mostrar con mi trabajo que la violencia del llanero no es algo natural sino una creación de la cultura de guerra porque esos vaqueros que trazaban las franjas tuvieron que inventar nuevas tácticas para combatir no sólo los ejércitos realistas sino también los patriotas, porque una buena parte de los llaneros hicieron parte de las filas realistas. Intento mostrar este proceso, cómo sucedió, el proceso de transformación a partir del llanero colonial al llanero guerrero y luego al llanero más republicano.

-Ha habido una especie de “inflación” de la figura del llanero. Cuando tratamos de evocar el arrojo personal, la valentía y la audacia de un guerrero, siempre pensamos en los llaneros. ¿A qué atribuye esto? ¿Y es verdad, en todo caso?

-Sí creo que hubo una inflación bastante grande de la figura del llanero, pero la imagen no es del todo falsa, lo que pasa es que el “llanero” no existe. Es cierto que su aporte fue decisivo en los momentos más críticos de la guerra, después de la derrota de Urica en 1814, por ejemplo. Los pocos llaneros que siguieron combatiendo en los llanos orientales y occidentales, unos dos mil o tres mil, tuvieron una actuación muy importante, simbólicamente y también militarmente. Pero en términos cuantitativos, no tanto. Cuando digo que el llanero no existe lo que quiero decir es que una  buena parte de esta caballerías llaneras no eran conformadas por llaneros, por oriundos de los llanos, sino por soldados de otras partes que encontraron refugio en los llanos. Durante la guerra había muchos colombianos, más que todo en el ejército de Páez, como un 25 ó 30 por ciento. También en los ejércitos orientales una buena parte de estos llaneros no eran populares. El arrojo se infla mucho con el carácter popular de estos caballeros, pero en los llanos orientales hubo muchos llaneros que venían de familias importantes de las ciudades de la costa, de Cumaná, o de Margarita, o de Maturín. Entonces ese cuento del arrojo, no me parece falso tampoco, tuvieron mucho valor, es cierto, pero no es lo más importante. Lo que hay que mostrar es cómo una sociedad de vaqueros se transforma poco a poco en una sociedad guerrera, que es muy distinta, que tiene práctica muy distintas y que tiene un contenido social muy diferentes, porque el llanero es el fruto de un devenir llanero de mucha gente de diferentes partes de Venezuela y de Colombia.

-¿No tendría que ver el hecho de que por la misma actividad económica de estos hombres tuvieran una predisposición a ser excelentes jinetes y se acuñara la imagen del centauro?

-Por supuesto. Cazar reses en los llanos predispone mucho a combatir con la púa, esa lanza de tres metros, y practicar una táctica de caballería ligera, atacando los blancos del adversario. Pero eso nunca se dio durante la colonia, nunca atacaron a reses por los blancos; eso se inventó durante la guerra de independencia y fue una invención compartida entre oficiales de las antiguas caballerías de la era de las juntas, inclusive hay llaneros muy famosos, como Rondón, que no era oriundo de los llanos sino de la cordillera, pero sí hay un vínculo hay un fuerte entre la caza y la guerra, aunque es bastante diferente. Hay que tener muy presente que en los ejércitos llaneros de los años 1815-17 había una fuerte infantería, pero eso se olvidó porque hay una fascinación hacia la caballería y la idea del centauro porque, supuestamente, el caballero es más valiente que el infante. Eso remite a unos valores muy del antiguo régimen, que el caballero es el tipo noble, que tiene mucho valor y que un infante no tiene mucho. El caballero se ha levantado del piso y tiene mucha más autonomía durante la batalla y tiene que tener más arrojo de decidir lo que va a hacer y atacar de manera más individual; eso presupone más valor personal. Pero, por ejemplo, la mitad del ejército de Cedeño eran infantes.  Hay también ese vínculo entre ese arrojo del llanero y su color. Se dice siempre en la historia tradicional que el llanero es un pardo, negro, zambo o mestizo, entonces hay esa figura ambigua, el llanero es el tipo valeroso, que tiene mucho arrojo, mucho valor, pero también que no tiene mucha inteligencia. Eso hay que combatirlo. Cuando se miran muy de cerca los archivos uno se da cuenta de que el llanero negro no es la mayor parte de los ejércitos, hay muchos blancos, muchos indígenas y es cierto que hay muchos pardos, pero no es la mayoría, es como un 40 por ciento.

-¿Estos ejércitos anunciaban lo que iba a ser la composición poblacional de Venezuela?

-Creo que sí, con menos mestizaje. Calabozo, por ejemplo, tenía un 40% de población blanca. La población de los llanos entonces era muy diferente a la de ahora.

-¿En tu exposición te hiciste la pregunta si la insurrección de Boves fue una insurrección llanera?

-Fue una cosa muy complicada. Hubo por lo menos dos cosas muy distintas. La insurrección de Boves fue fomentada, aparte de un trabajo de Boves mismo, de muchos oficiales del ejército realista, a las cortes de calles, que se fueron para Guayana para colectar milicias y empezaron a fomentar la sublevación. Eso funcionó muy bien. Eso de combatir para defender al Rey, nuestro señor, la religión católica, frente a las del diablo de la costa, eso arraigó mucho en la sociedad llanera que era bastante tradicional, conservadora y apegada a la tierra, y se levantaron unos soldados, más que todo en la región de Calabozo.

Con el correr del tiempo, los ejércitos de Boves se transformaron mucho y hay que mostrarlo bien. No fue una ola de nómadas contra la parte sedentaria y montañesa de Venezuela; fue una emoción popular a favor del rey, del tipo antiguo, del antiguo régimen, muy bien manipulada por una parte de la cúpula militar realista que no tuvo mucha vigencia en el tiempo y que a la larga se transformó, se formalizó muy bien en ejército de caballería, de infantería y de artillería. Empezaron a hacer sitio y a partir de abril de 1814, empezaron a hacer levas forzosas en los mismos pueblos llaneros. La leva es una recluta forzada.

-¿Pero sí es cierto que Boves tuvo éxito con estos contingentes llaneros, también lo tuvo Páez? ¿Cómo se explica esta bipolaridad?

-Es algo muy difícil de determinar. Primero, habría que saber si los soldados de Boves fueron los mismos que los de Páez. Páez recluta más en el llano bajo, cerca de San Fernando de Apure, cerca de Arauca, mientras que Boves reclutó más en el llano alto. Páez lo dice y también Morillo, dicen que fueron los mismos llaneros que participaron en el ejército de Boves y luego en el de Páez a partir de finales de 1816 y principios de 1817. ¿Cómo explicar este volteo de una parte de los llaneros? Creo que hay que mirar los llanos como una sociedad tradicional que tiene que enfrentar una guerra terrible, que le es un poco ajena, entonces se levanta contra el bando que quiere hacer recluta forzosa. El levantamiento de Boves se puede explicar, en buena parte, por la práctica muy fuerte de parte de los patriotas de recluta forzada en los llanos y los pueblos llaneros se levantaron para acabar con eso. Lo que pasó después es que los ejércitos realistas adoptaron también esa práctica de hacer reclutas forzadas y eso tocó mucho los pueblos llaneros y la creencia en la fuerza del Rey empezó a erosionarse y volvió posible el volteo de los llaneros hacia los patriotas de Páez, que tenía una táctica muy buena con ellos: toleraba muchas cosas, respetaba los usos y costumbres de los pueblos llaneros, los conocía muchos mejor. Había muchos llaneros también en el ejército realista, pero lo que cambió las cosas fue las prácticas de Morillo, que empezó a quitarle los grados a los oficiales llaneros que se formaron durante la primera época de Boves, eso le chocó muchos a los pueblos y empezaron a voltearse hacia los patriotas.

-Sea mito o realidad, el caso es que ha persistido en Venezuela el mito del llanero como hombre valiente, arrojado, audaz. ¿A qué lo atribuye?

-La figura del llanero tiene dos caras. Una cara de hombre valiente, franco, que logró libertar la mitad de América del Sur y eso, más o menos, es verdad. La actuación de los llaneros en Colombia, Perú, en Ecuador fue muy importante, quizá no decisiva, pero muy importante. Pero también el llanero tiene la cara del hombre brutal, cruel e ignorante, y eso sirve para construir una especie de paradigma del llanero como pueblo venezolano. El llanero es como el pueblo venezolano, es bueno pero también es díscolo. Es un pueblo niño. Es muy valeroso porque es ignorante, ignora el peligro, es bastante reacio a la civilización y eso es el mito que se construyó a  lo largo del siglo XIX en la historiografía y en los cuentos, con unas oposiciones binarias, civilización-barbarie, sedentarios-nómadas, ciudad-campo, eso hacia el pensamiento mítico que genera el modelo de inteligibilidad del pueblo llanero. Es para construir una imagen del pueblo-niño que no puede gobernarse, que no admite autoridad, entonces necesita una mano dura. Esa es más o menos la justificación del cesarismo democrático, de la dictadura militar.

-El presidente Chávez es llanero y con frecuencia alude a eso como para revestirse de cierto prestigio y de esta leyenda. ¿Qué opina al respecto?

-La utilización del mito llanero por parte del presidente Chávez me parece una cosa bastante atrevida, si se miran las cosas tal como ocurrieron. No hay que olvidar que muchos llaneros formaban parte del ejército de Boves, realistas, y también el llanero representa la resistencia de una parte del pueblo hacia la utopía revolucionaria. Entonces es algo muy chistoso que el presidente Chávez se jacte de recuperar esa figura mítica del llanero, mientras que una buena parte de los llaneros lucharon contra la República, y esa es una de las funciones del mito llanero: olvidar que una parte del pueblo de Venezuela se levantó a la voz del Rey contra la República que no podían entender, que no representaba nada para ellos en esa época.  Sí hubo parte de guerra civil en la guerra de independencia. Es bastante peligroso también lo que hace el presidente Chávez porque olvida realmente cómo ocurrieron las cosas y se aprovecha de una construcción ideológica muy peligrosa, construida para legitimar dictaduras militares. La imagen del pueblo-niño que necesita un gendarme necesario.

 

Verbigracia, El Universal, diciembre de 2001


Un comentario en “Clément Thibaud, historiador francés

  1. Lo q mas me llama la atencion de los llaneros fue eso de viajar tan lejos. Cuantos se quedaron por fuera y q contaron los q regresaron al país.Lo de Chavez me fastidia,pero me encantaría contar la historia o conocer la historia de los q regresaron a nuestro llano, la vida común. Una historia q falta por contar o averiguar

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