Entrevista Ruth Capriles

Ruth Capriles

 El libro rojo del resentimiento

 “Marañón, el siquiatra español, afirma que la causa del resentimiento no es la agresión o desigualdad original, sino la calidad de la persona.”

 Milagros Socorro

 Ruth Capriles se formó en Historia, en la Universidad Central de Venezuela, donde también obtuvo un doctorado en Ciencias Políticas. En la actualidad, es investigadora en la Universidad Católica Andrés Bello, de Caracas; y es profesora en la Universidad Metropolitana, de la misma ciudad, donde enseña Ética y Democracia. Es autora de una densa, al tiempo que muy leída, obra en la que ha desmenuzado la corrupción administrativas y las formas que este flagelo ha adoptado a lo largo de la historia reciente de Venezuela.

Su más reciente publicación, “El libro rojo del resentimiento” (Debate, Caracas, junio de 2009) , abre con un epígrafe de Winston Churchill, que dice así: “El socialismo es la filosofía de la ignorancia, la prédica de la envidia, y su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria.”

-Usted afirma, ya en la introducción de su libro que «el resentimiento es un enfermedad incurable». Y, dado que parte del hecho de que el régimen que hoy ejerce el poder en Venezuela es fruto del resentimiento, ¿qué posibilidades entrevé de que algún día cambie el signo del gobierno y que las iniciativas sean motorizadas por impulso distinto al de la revancha?

 -El resentimiento es incurable, según los autores y la impresión que uno tiene de esa emoción. Son los psicólogos, psiquiatras y otros científicos del comportamiento humano quienes tienen que discutir si eso es cierto a nivel individual, y estimar los tratamientos que puedan ayudar a las personas que sufren de ese mal. Pero esa incurabilidad refiere a la emoción individual. A nivel socio-político, sin embargo, la cuestión puede entenderse y atenderse como una endemia o epidemia. No toda la población es contagiada por la enfermedad y la sociedad sana puede desplegar políticas que disminuyan las condiciones que permiten la irrupción destructiva de los resentidos. La capacitación de las mayorías, la formación de un liderazgo ético, la legitimación de los gobernantes, son condiciones sobre las que podemos actuar, en el sentido de “policy making”.

-¿Podría hacer un breve retrato robot del resentido venezolano?

Mirada torva. Gesto rencoroso. Malhablado. Ignorante pero pretencioso. Altanero y pillador. Ruidoso, demasiado ruidoso; y fuertemente afectivo entre los polos del odio y el narcisismo. Generalmente vestido de rojo, aunque  no todos los vestidos de rojo son resentidos

-¿Qué razones cree usted que puede tener Hugo Chávez, objeto de muchos privilegios brindados por el país (como el acceso a la educación y el porte de un uniforme) para ser un resentido de tal calibre?

-No pretendo desentrañar las razones personales del personaje, por las cuales se resintió. Si sufrió de abandono materno o excesivo rigor de la abuela cuando niño, o si tuvo una débil imagen paterna, o sufrió algún desprecio femenino, pueden servir de razones personales pero no justifican ni explican el comportamiento. Es probable que todos los seres humanos hayamos sufrido experiencias de impotencia y agravio combinados, pero no todos nos resentimos. Marañón, el siquiatra español, afirma que la causa del resentimiento no es la agresión o desigualdad original, sino la calidad de la persona. Eso también tendrán que desentrañarlo los científicos del comportamiento humano. Por lo pronto, sabemos que el personaje tiene características que lo identifican como iniciador típico de una rebelión de resentidos: recibió suficientes privilegios y oportunidades de la sociedad como para pretender el poder; tiene suficiente inteligencia como para darse cuenta y resentir diferencias; pero no suficiente para competir por ellas, pues se siente impotente. Recurre por ello a la astucia y los caminos desviados. Respecto al tipo de resentimiento que sufre, pareciera que es del tipo que viene por envidia, más que por ira ante un agravio. En el discurso que dio desde La Marqueseña, hacienda que invadió y luego expropió por capricho, recordó sus correrías por esas tierras y expresó la envidia que sentía desde niño por esa prosperidad. Creo que allí reveló sus motivos.

-Muy bien, la familia de Chávez era de clase media baja. Pero hay jerarcas del régimen que siempre fueron ricos y parecen ser la encarnación de la envidia. ¿Cómo se explica esto?

-Los más pobres y marginados no se resienten porque ni siquiera cuestionan su desventura (al menos, eso dicen todos los autores; y, aunque quizá sea cierto, yo agregaría que pueden ser llevados al resentimiento por manipulación política). Quienes se resienten son quienes tienen suficiente capacidad como para darse cuenta de las diferencias. El nivel de ingreso no importa; la impotencia que experimenta el resentido ante una agresión o una desigualdad es relativa, subjetiva. Hay pobres o maltratados socialmente que encuentran alguna fortaleza que les permite surgir y no se resienten sino tienen más orgullo y aprecio por sí mismos. Y hay ricos cuyas fortunas fueron hechas para intentar compensar su impotencia, pero encuentran que no restituyen la falta o carencia sentida. Los resentidos están en todos los estratos sociales y en todas las sociedades. El problema es cuando se da una rebelión de los resentidos porque sus pretensiones son insaciables y, por tanto, no tienen límite. Quizá todo aspirante a un poder totalitario sea un resentido.

-¿Comparte usted la opinión de Axel Capriles, manifestada en el prólogo a su libro, según la cual la opacidad intelectual, la escasez de preparación, la ausencia de éxitos profesionales es una marca que distingue a los chavistas?

-Estoy de acuerdo con él. Recordemos que la característica típica de los iniciadores de una rebelión de resentidos es la mediocridad. No son los pobres y dominados, los resentidos, sino una fracción mediocre de la clase dominante.

– ¿Hay otro gobierno en la historia de la humanidad cuyo principal móvil haya sido el resentimiento? ¿Cómo surgió, cómo se desarrolló y cuál fue su final?

-Según Marañón, el gobierno de Tiberio en Roma. En la historia contemporánea, Hitler y su Tercer Reich, es el primero que viene a la mente. O los gobiernos de Irán, a partir de 1979. Todavía no he hecho historia comparada del resentimiento, pero una revisión somera sobre esos y otros regímenes me hace pensar que aunque los eventos puedan ser diferentes, en todos los casos se cumplen las condiciones para que se de una rebelión de resentidos: la existencia de una mayoría marginada de los beneficios sociales, la existencia de una facción de minoría dominante incapaz pero con ansias de poder; la pérdida de confianza y de legitimidad de los sectores dominantes. Y también se dan los efectos previstos de destrucción e inversión de valores. Siempre terminan mal, aunque algunos duren más que otros.

-¿Qué puede oponérsele al resentimiento?

-La creatividad y el trabajo. Eso es lo único que puede “empoderar” (perdonen el anglicismo) a los seres humanos y, por ende, eliminar la condición necesaria del resentimiento: la impotencia. La propia acción es lo único sobre lo que realmente tenemos algún control; si creemos que podemos hacer algo frente a la alteridad, no nos sentimos impotentes y hacemos, actuamos. Al actuar nos sentimos capaces, poderosos, y no necesitamos arrebatar a los otros sus capacidades o valores. (Hay allí una evidente relación de retroalimentación entre la percepción propia de capacidad y la capacidad actual, pues se retro alimentan mutuamente). Al crear resistimos el impulso de la “bestia humana” hacia la destrucción.

– Además de resentimiento, ¿qué más hay en el fondo de la psicología colectiva del régimen de Chávez?

-El régimen explota, manipula y aprovecha los peores rasgos de los venezolanos, nuestras idiosincrasias. La picaresca, que Axel [Capriles, hermano de Ruth, autor de “La picardía del venezolano o el triunfo de tío conejo” (Taurus, 2008)], nos plantea como un complejo social digno de estudio, y el facilismo. Luego está eso que he llamado nuestro tumbaíto, o esa tendencia bastante general a hacer las cosas con el mínimo esfuerzo, de forma que la acción parece ser representación de un sainete -nunca un drama nunca comedia-. Luego está la baja autoestima junto a una rendición total frente a la naturaleza todo proveedora. Lo curioso de nuestro paternalismo político tradicional es que depende de nuestro “maternalismo” o dependencia de una madre que siempre provee.

 El Venezolano, 2009

3 comentarios en “Entrevista Ruth Capriles

  1. Muy buena entrevista, el resentimiento puede ser superado como
    la entrevistada deja entrever al final de la misma cuando se les hace sentir a las personas ser utiles, a través de la creatividad y el trabajo.

  2. una vez mas , felicitaciones , a las dos (Ruth Capriles y Milagros Socorro ) y tambien la valiosa opinion del psiquiatra «Marañon».la envidia (motor de sus angustias)eso , evidente sí ,q’ no aprendio a combatir ese sentimiento tan literalmente destructivo. Me gusta mucho la diferenciacion que hacen aqui entre las personas que no toman ese comportamiento tan hostil , ante algunas vicisitudes de pobreza. tiene alto criterio cientifico esta entrevista . Muchas grácias !

  3. La historia del surgimiento de lo que en esta entrevista se llama Tercer Reich (en realidad una expresión no muy usada durante la época nacionalsocialista) ha sido extensivamente estudiada por scholars alemanes, británicos, estadounidenses, rusos, israelies,etc. La noción de «resentimiento» no aparece en esas detalladas investigaciones. El intento de explicar hechos históricos basándose en un solo elemento como causa primordial no pertenece al standard de la investigación científica.

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